Un potro de un año, vendido en cien millones de pesetas
Los caballos, y concretamente los pura sangres, se están convirtiendo poco a poco en una inversión segura, como lo han sido hasta ahora los diamantes o las obras de arte. Lo que los compradores buscan en el caballo a la hora de hacer una adquisición rentable es que éste posea un buen origen. S su padre y su madre han demos trado sobre la pista de un hipódromo ser dos buenos ejemplares, será más fácil que se cumpla el refrán «de tal palo, tal astilla».La historia comenzó en el año 1972, cuando un caballo desconocido llamado Lyphard, monta do por el jinete inglés Freddie Head, ganó el famoso Derby de Epsom. El entonces desconocido ejemplar se ha convertido de la noche a la mañana en uno de los mejores y más cotizados sementales del mundo, como se ha puesto de manifiesto en las recientes ventas de Newmarket, a la que concurren los más acaudala dos propietarios de cuadras de carreras de caballos. Los hijos de Lyphard han sido los más cotizados, como ya se esperaba. Pero lo que nadie podía prever es que un producto suyo batiera tan ampliamente el récord de venta de un yearling (caballo de un año), que estaba en cuarenta millones.
El hijo de Lyphard y Swanilda recién llegado de la yeguada del conde De Roland de Chambire, acaparó en seguida la atención de todos los curiosos, ya que días antes, un hermano suyo, Three Troikas, había ganado el Arco d Triunfo, que es la prueba france sa más famosa.
La puja del potro millonario fue mantenida en todo momento por el representante del misterioso jeque árabe, Tom Jones, y por un agente de Robert Sangster, que está considerado como el más importante propietario de caballos del mundo. Sangster, que ha sido uno de los hombres que mayores cifras ha barajado en el mercado del caballo, fue vencido por el comprador árabe, el cual, cuando sólo se había cubierto algo más de los cincuenta millones de pesetas, anunció que elevaba su oferta hasta los cien.
El dinero pagado por el hijo de Lyphard está considerado en muchos sectores del pura sangre como demasiado, ya que es todo un riesgo el pagar esta considerable cantidad por un bebé caballo que no podrá debutar hasta la primavera próxima en el hipódromo. Pero el comprador de este millonario caballo tendrá que pagar aún más dinero, algo más de dos millones de pesetas, en concepto de impuesto de lujo. Esta cifra de dos millones, en otros tiempos sería una cantidad lógica para efectuar la compra de un caballo.
El resto de los hijos de Lyphard que salieron a vender en Newmarket fueron adjudicados a distintos propietarios por una cantidad total que se acerca a los trescientos millones de pesetas, cifra que deja ridícula a la alcanzada por Troy, caballo ganador este año del Derby de Epsom, y del King George, que fue sindicado en diez millones de pesetas.
Las cifras que este año se están barajando en las ventas de caballos en Europa están batiendo todos los récords, y de ello son en buena medida culpables los árabes, que ahora han puesto sus ojos en los caballos.
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