Sume una nueva vocación
¿Quién tenía noticias de la existencia de la cárcel modelo de Herrera de la Mancha? ¿Quiénes sabían su emplazamiento? Quizá algunos funcionarios del cuerpo de Prisiones, quizá algún especialista en Derecho penitenciario, o algún que otro abogado nombrado de oficio para la representación de algún internado recientemente; quizá algunos reclusos abocados a un traslado de residencia...La prensa ha puesto en conocimiento de los españoles la existencia y funcionamiento de esa cárcel -desconocida para tantos-, el régimen por el que se rige: tratos inhumanos, basados en las viejas prácticas de métodos carcelarios, abolidos legalmente en el mundo desde hace tanto tiempo.
Nuestro agradecimiento por esas fieles informaciones va a toda la prensa, pero en particular a las de Rosa Montero publicadas en este mismo diario. Su excelente información, objetiva, serena, y su buen decir, proyecta luz sin sombras sobre la situación de esa cárcel modelo de Herrera de la Mancha.
La fuerza de esas verdades rigurosarnente expuestas, no sólo ha conmovido a la opinión pública, sino que ha despertado un vivo y legítimo interés en el mundo del Derecho. El Colegio de Abogados ha pedido una información sobre el régimen sostenido en esa cárcel modelo,- el juzgado de Manzanares -la población más cercana a dicha cárcel- ha abierto un sumario sobre los supuestos malos tratos a los presos en dicha prisión. Unos veinte abogados han presentado denuncias ante el fiscal general del Estado, pidiendo una amplia información sobre los hechos denunciados.
Todas esas alentadoras reacciones reprobando el régimen carcelario que aún impera en nuestras cárceles nos llevan a la convicción de que la opinión pública ha de poner su peso en ese movimiento iniciado para acabar con los métodos represivos existentes aún en nuetras cárceles.
Pero lo más importante de estas reacciones, provocadas por el conocimiento de la situación de la prisión de Herrera, es la reacción de los funcionarios de prisiones. Señalemos en primer término las declaraciones de los funcionarios de dicha prisión, expuestas en una conferencia de prensa celebrada en Madrid, sobre los hechos siguientes: «En la prisión de Herrera de la Mancha se han venido produciendo palizas y vejaciones a los presos de manera sistemática.» «Las palizas propinadas a los presos han sido, y son, totalmente indiscriminadas. Los golpes se propinan de varias formas: se utilizan las porras y las patadas, y algunos funcionarios llegan a mojar sus porras para evitar que se resquebrajen y se rompan antes de acabar con el preso. »
«Después de las palizas se eligen las víctimas según su pasado. Debemos señalar que los malos tratos se propinan también en la sala en que se les toman las huellas dactilares, e incluso en las propias celdas tienen lugar los malos tratos.»
Estos funcionarios han entregado además. a la prensa un escrito, en el que se afirma: «Respecto a las comunicaciones entre abogados y presos, debemos afirmar que en algunos casos los presos no son avisados de la visita, y en estos casos el funcionario explica al abogado que el preso no quiere comunicar con él. Cuando se les permite las comunicaciones, a los presos se les advierte que no deben hablar del régimen de la prisión.»
Un grupo de funcionarios de la cárcel de Herrera, grupo que lo integran más de treinta funcionarios, han declarado, respecto a su responsabilidad en el régimen de esta cárcel, lo siguiente: «Pedimos que el poderjudicial cite a declarar, uno a uno, a todos los funcionarios de Herrera de la Mancha, para esclarecer lo que ha venido ocurriendo en la prisión. Creemos que, al menos más de treinta de nosotros estaríamos dispuestos a contar quiénes han sido los funcionarios que han maltratado a los presos y cuáles son los presos que han sufrido malos tratos. Esta investigación tiene que ser hecha con garantías.»,
Los últimos párrafos de esta declaración hay que señalarlos con piedra blanca: «Es íntolerable que a todos los funcionarios de prisiones se nos juzgue por el comportamiento de un grupo de desaprensivos que imparten en la impunidad su función y en la pasividad cómplice de ciertas jerarquías.»
Díctese la más humana ley penitenciaria, constrúyanse prisiones modelos basadas en los más progresivos métodos reformadores... Todas estas reformas no aportarán nada eficaz si el cuerpo de Prisiones sigue formado por un grupo de hombres sin dirección y sin doctrina reformadora educativa; será letra muerta, las prisiones continuarán con sus sistemas de torturas y malos tratos. La regeneración de las prisiones está en las manos del personal penitenciario, y ese personal, en su mayoría, está resuelto -según nuestras informaciones- a abrazar su función reformadora con la vocación que exige todo oficio que tiene por misión la ayuda espiritual y material del ser humano necesitada de ella.
Se hace necesario para ello una preparación técnica, humana y educadora de ese personal dispuesto a hacer de su gran misión una vocación.
Pedimos una preparación de disciplinas universitarias, completada con las materias del programa de la Escuela de Estudios Penitenciarios. Este personal así preparado necesita una remuneración adecuada a su misión docente y a la situación económica general del país.
Una gran esperanza luce en el tenebroso horizonte de España: el personal de Prisiones está dispuesto a abrazar su inclinación hacia la verdadera reforma penitenciaria. Surge, pues, una nueva vocación, promesa de una nueva era de fe en el hombre.
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