Decididamente,
el ex emperador de Centroáfrica, Jean Bedel Bokassa, parece seguir dando mucho que hablar, incluso después de que perdiera el poder. Primero fueron las noticias sobre sus heterodoxas aficiones gastronómicas: Jean Bedel, se decía, mostraba cierto gusto por la carne humana. Luego vino la historia de los diamantes regalados a Giscard d'Estaing... Ahora, un hombre de negocios francés, Bernard Tapie, ha declarado que acaba de comprar todos los castillos y otras propiedades que el ex emperador centroafricano poseía en Francia. Bernard Tapie, de 36 años, dirige una sociedad francesa que se dedica especialmente a fabricar billetes de banco para el uso de los países africanos que se lo solicitan. Según Bernard Tapie, las casas que ha comprado piensa cedérselas a la Unicef. Este hombre de negocios ha declarado al New York Times que fue en una entrevista que sostuvo en Costa de Marfil con el ex emperador cuando se decidió el negocio. Luego, según sus declaraciones, fue a Nueva York para entrevistarse con Henri Labonisse, director ejecutivo de la Unicef, a quien ofreció, «en beneficio de la juventud», los cuatro castillos, quince residencias y el restaurante que Bokassa poseía en Francia. Si todo esto fuera cierto, Tapie sería el máximo benefactor que la Unicef haya disfrutado en toda su historia. El embajador de Costa de Marfil en la ONU ha confirmado la veracidad de la operación, pero parece que en las Naciones Unidas no las tienen todas consigo y creen ver detrás de esta historia un intento de rehabilitación del ex emperador. Los suspicaces tienen sus razones: la empresa que dirige Tapie tiene sólo un volumen de negocios de unos 120 millones de pesetas anuales, que, en un principio, no permiten gastos tan suntuosos.
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