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Reportaje:

Negociaciones PSOE-PCE para "reequilibrar" el pacto municipal

Las direcciones del PSOE y del PCE han establecido contactos para intentar un "reequilibrio" del pacto municipal, que se encuentra amenazado por conffictos de distinta naturaleza, así como establecer los presupuestos y el plan de acción para 1980. Estos contactos, celebrados a nivel de secretarios municipales, culminarán próximamente en una reunión conjunta de delegaciones de ambas ejecutivas. Los dos están dispuestos a limar sus diferencias y lograr mayor eficacia, pero son conscientes de que hace falta un cierto statu quo con el partido del Gobierno para sacar adelante las grandes decisiones en materia municipal, así como llevar una estrategia conjunta a la discusión de la ley de Régimen Local

Seis meses después de que los alcaldes de izquierda penetraran en los ayuntamientos, a menudo como gallos en corral ajeno y sin acabar de creérselo, la mayor parte del esfuerzo municipal ha consistido en clamar al Gobierno para denunciar los cuantiosos déficit de los principales ayuntamientos. El Gobierno no canceló la deuda heredada del pasado, pero otorgó un leve respiro al pagar los intereses de la parte correspondiente a este año. Cuando ya parecía que los nuevos ediles comenzaban a controlar la situación, hete aquí que estalla la crisis del PSOE; no bien termina este asunto, y UCD se lanza a una prueba de fuerza en Madrid, provocando una crisis con su negativa a votar el presupuesto de la Gerencia Municipal de Urbanismo; y ahora el pacto de izquierda afronta un nuevo problema, ya que ha llegado el tiempo de que cada ayuntamiento aborde el presupuesto del año próximo y el Consiguiente plan de prioridades.En estos seis meses, el desgaste de la izquierda parece evidente, y así lo reconocen los principales responsables del PSOE y PC que, sin embargo, no coinciden los matices a la hora de definir situación. «El pacto no sólo se mantiene, sino que se profundiza», afirma Carlos Alonso Zaldívar, responsable municipal del Partido Comunista; «el pacto se mantiene y se procura su equilibrio, pero sin ampliarlo», tercia Luis Fajardo, secretario municipal del PSOE. Juntos, pero no revueltos, los dos principales partidos de la izquierda convienen en la necesidad de continuar unidos pero discuten cómo hacerlo, entre una maraña de leyes que no salen, decretos a cuentagotas deudas monstruosas, falta de experíencia y un cierto porcentaje de funcionarios «reticentes» a trabajar con eficacia para la Administración de izquierda.

Balance del PCE

«Nuestro balance de los últimos seis meses es autocrítico, porque la gestión de la izquierda no está a la altura de las expectativas despertadas, pero aun así creemos que presenta una dimensión positiva», afirma Carlos Alonso Zaldívar. «El pacto ha resistido la crisis interna del PSOE, que no es poco, Por otra parte, este acuerdo está en manos de cerca de 20.000 alcaldes y concejales, a diferencia de los de la Moncloa o los parlamentarios, en que interviene un número restringido de personas. »

«En cuanto al Gobierno», continúa Zaldívar, «advertimos que sigue una doble política, Por una parte, adopta posiciones de resistencia pasiva, evidenciada en el retraso de la ley de Régimen Local, el rechazo de nuestras propuestas de actuación urgente y su sustitución por un goteo de normas; de otro lado, recurre a una verdadera transferencia de problemas: juega a presentar a los ayuntamientos como los que deben resolverlo todo, incluyendo el paro, la seguridad ciudadana, la vivienda, etcétera, aprovechándose de que mucha gente no sabe muy bien quién debe resolver cada cosa. »

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«De cualquier forma», añade Zaldívar, «hay coincidencia PSOE-PCE respecto a la actualización del pacto y a las prioridades del año 1980. En cuanto a la oposición, debe quedar claro que el pacto de la izquierda no es contra UCA y que estamos abiertos a una más amplia colaboración, sin olvidar que en una democracia cada cual debe cumplir su función.»

Análisis del PSOE

El análisis de Luis Fajardo, miembro de la ejecutiva del PSOE, encargado de la secretaría municipal, comienza por las dificultades que atraviesa el acuerdo. «El pacto municipal de la izquierda tiene una tendencia estructural al desequilibrio, y los partidos protagonistas del mismo han de afrontar periódicamente ese problema. Algunos alcaldes y concejales socialistas se quejan de una constante deslealtad por parte del PCE; en varios sitios se observa cómo votan una cosa en el ayuntamiento y luego hacen otra en los movimientos vecinales. Yo no digo que el problema sea general, pero sí que existe, y parece como sí el PCE no fuera capaz de controlar a su gente en ciertos casos. »

«Creo que hay crisis en algunos temas y no hay dificultades en otros», continúa Fajardo. «El acuerdo se va a mantener sin ampliarlo. Además, es necesaria una corresponsabilización financiera ayuntamientos-Gobierno para enjugar las deudas del pasado. Esto no significa que haya un pacto subterráneo entre UCEi y el PSOE, sino una actuación absolutamente normal en la línea de consolidación de las instituciones democráticas. Para lograr el entendimiento es fundamental que no haya prácticas obstruccionistas por parte de UCD, y que cada ayuntamiento resuelva por sí mismo los problemas que puedan plantearse; pero eso no puede ser objeto de un pacto global con UCD.»

La burocracia

La actuación de los funcionarios municipales constituye uno de los problemas que más preocupan a los ediles de la izquierda. «En términos generales», dicen algunos, «la respuesta del funcionariado es Positiva.» Pero hay un cierto número de funcionarios que parecen mantener actitudes de resistencia pasiva o de escaso entusiasmo por convertir la burocracia municipal en un órgano eficaz y deseoso de agilizar las cuestiones de procedimiento. Una fuente comunista no duda en calificarles de «quinta columna de las fuerzas que no están en la mayoría» -se entiende que esa mayoría es la de izquierda-, y añade que «si se produce una situación de insubordinación no habrá más remedio que cortar por lo sano», al tiempo que se apresura a aclarar que esto no significa intento alguno de persecución política. «En el Ayuntamiento de Madrid», indica, «tiene su sede un sindicato competitivo con los de la izquierda, y, sin embargo, allí no hay local alguno de UGT y Comisiones Obreras. »

El punto de vista socialista no es menos rotundo en este tema: «Si hay grupos de funcionarios interesados en prácticas obstruccionistas o influenciados por sindicatos amarillos, hay que decirles que nosotros no hemos entrado en los ayuntamientos para quedar bien con ellos, sino para llevar adelante las responsabilidades que se nos han encomendado. Sin embargo, pensamos que es posible ilusionar a la mayoria.»

Es decir, que se avecina una reforma administrativa. Los gastos de personal de los ayuntamientos suponen entre un 40% y un 50% del presupuesto total de los mismos.

Un ayuntamiento más caro

¿El ayuntamiento de izquierda va a resultar al ciudadano más caro que el de derechas? A esta pregunta, fuentes de ambos partidos responden de forma más o menos parecida: inevitablemente, hay que ir a un aumento de tasas; este incremento será notado más por determinados ciudadanos, aunque el conjunto de los mismos sufrirá una presión fiscal poco mayor que la actual; y en cualquier caso esos impuestos serán transformados inmediatamente en servicios útiles para el ciudadano, porque la experiencia europea demuestra que cuando no hay una secuencia práctica entre la percepción de las tasas y la oferta de servicios la izquierda pierde votos.

Hay acuerdo, pues, en aumentar los impuestos municipales o aquellos que recauda el Estado y transfiere a los ayuntamientos. También va a haber una cooperación parlamentaria en la tramitación de la futura ley de Régimen Local, cuyo proyecto está siendo terminado a marchas forzadas por la Administración, según otras fuentes. En cuanto a las prioridades concretas para el año 1980, el asunto es un tanto peliagudo: el PCE parece interesado en convertir ese tema en una oportunidad para lograr el «programa común» de la izquierda, al menos a nivel municipal, mientras el PSOE, sin negar la importancia de unos criterios comunes, no quiere dar lugar a que se hable de tal programa común.

Las prioridades del PSOE van orientadas a lograr una mayor eficacia en los servicios públicos, establecer medidas de progreso social, confeccionar planes de ordenación urbana «que la derecha no pueda tirar abajo con facilidad» y llevar a cabo la reforma administrativa. Todo ello es también compartido por el PCE, que además pone el acento en la conveniencia de aprovechar la plataforma municipal para promocionar directamente la construcción de viviendas sociales e incluso de centros escolares. El único tema de fricción importante entre ambos partidos radica en el grado de participación de los movimientos sociales, asociaciones de vecinos, etcétera, cuestión que el PCE considera importante, aunque no se hará nada «contra el PSOE ni con el PSOE», en palabras textuales de Carlos Alonso Zaldívar.

Todo ello sin olvidar que se van 15.000 millones de pesetas sólo en intereses y amortizaciones de la famosa deuda heredada de la situación anterior. No está mal, en vísperas de la discusión de los presupuestos municipales.

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