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Washington cree que en 1985 el petróleo será un 50% más caro

El Gobierno norteamericano, a través de sendos informes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de su Departamento de Energía, ha modificado hacia perspectivas mucho más pesimistas sus proyecciones sobre los su ministros de petróleo durante los años ochenta, anticipando que habrá menos oferta y que, antes de 1985, los precios se habrán incrementado hasta un 50% en «dólares constantes», es decir, por encima del efecto inflacionista.El informe del Departamento de Energía, presentado al Congreso esta semana, señala que «para 1990 el petróleo se habrá encarecido hasta quizá un 90% en precios reales». Estas pesimistas perspectivas, estiman algunos expertos, forzarán al presidente Carter a modificar su actual política energética, presentada a escrutinio del legislativo en forma de propuestas de ley.

En otro estudio, preparado por Maurice Ernst, jefe de la oficina de investigación económica de la CIA, se dice que para principios de los ochenta volverán las largas colas ante las gasolineras en EEUU, debido a escasez informa Efe.

El estudio, titulado «El mercado mundial del petróleo en los próximos años», y entregado al Congreso, predice también que el precio del barril de petróleo será de 86 dólares dentro de quince años.

Por su parte, el presidente del Instituto del Petróleo norteamericano, Charles Dibona, manifestó también el jueves que el precio del barril de petróleo de la OPEP subirá a finales de año un 10% sobre los 23,50 dólares actuales.

Esta serie de predicciones cayeron como un jarro de agua fría en el seno del Gobierno Carter, que está basando toda su estrategia para controlar la inflación en la esperanza de que se estabilicen los precios de los crudos, de los que Estados Unidos continúa siendo el principal importador y consumidor.

Paul Volcker, presidente del Federal Reserve (Banco Central), dijo que, si no se efectuara una nueva subida de los precios, Estados Unidos podría reducir a un 10 % su tasa de inflación para diciembre.

Ante el fracaso de las medidas voluntarias para conservar energía y reducir el consumo de petróleo en la industria y en los automóviles, el Gobierno norteamericano empieza a confiar cada vez más en pasar al consumidor la carga de ese fracaso.

Los precios de la gasolina y el fuel-oil han dejado de estar controlados, y dentro de un año habrán desaparecido en la práctica los subsidios que el Gobierno norteamericano pagaba para que el consumidor no sufriera las consecuencias, como sucede en el resto de los países industrializados.Todavía los cuatro litros de gasolina cuestan alrededor de un dólar en Estados Unidos, cuando el precio de ese galón en Japón y países europeos occidentales es más del doble.

Las predicciones señalan también que, salvo Arabia Saudí, que puede mantener más o menos constante su producción en los próximos quince años, el resto del abastecimiento, procedente de otros países árabes, como Libia, Irán, Irak, etcétera, está en duda.

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