Terrorismo y crisis económica
La violencia se ha convertido en una sangrienta constante de la vida política turca. Precisamente una moción de censura contra el terrorismo y la ineficacia del Gobierno para frenarlo derribó al Gobierno Demirel, el 13 de diciembre de 1977, y dio paso a un Gabinete socialdemócrata presidido por Bulen Ecevit. En los veinte meses de mandato, la situación no ha hecho sino empeorar.A los enfrentamientos entre formaciones extremistas de derecha e izquierda, con un balance de tres muertos por día, se añaden las oposiciones religiosas y étnicas. Las dificultades económicas -crisis energética, altos porcentajes de paro e inflación, deuda exterior muy elevada- ayudan a mantener la agitación política del país.
El agravamiento de la situación política interior, heredada del anterior mandato, tuvo su desencadenante en los graves enfrentamientos de carácter político-religiosos producidos en Karaman Maras en diciembre del pasado año, y en los que perecieron 118 personas. El estado de excepción decretado por el Gobierno ha sido prorrogado cada dos meses y se ha extendido a diecinueve de las 67 provincias del país. Se calcula que en los últimos tres años el número de muertos se aproxima a los 3.000.
Turquía se enfrenta hoy a una crisis energética especialmente aguda. La deuda exterior es una de las más elevadas del mundo por habitante y las exportaciones sólo cubren el precio de las importaciones petrolíferas. La tasa de inflación sobrepasa el 20% anual y el paro afecta al 20% de la población activa, lo que ha motivado la progresiva pérdida de confianza de los sindicatos en el Gobierno socialdemócrata de Ecevit.
Los gastos militares -Turquía tiene un Ejército de 500.000 hombres- absorben el 50% del presupuesto, y el mantenimiento de la intervención turca en Chipre, un 10%.