_
_
_
_

El mentís del Elíseo no clarifica el asunto de los regalos de Bokassa a Giscard

La expectativa, esperanzadora para unos medios políticos o inquietante para otros, producida anteayer por el estallido del affaire de los diamantes regalados por el ex emperador Bokassa al presidente francés, Valéry Giscard d'Estaing, fue amortiguada ayer por el mismo «fenómeno» que la generó: el diario independiente Le Monde. Por otra parte, se considera que el comunicado de la presidencia de la República no ha clarificado el asunto.

«Los regalos que se intercambian entre Estados», afirmaba el comunicado del Elíseo, «no tienen nada que ver con las informaciones difundidas por cierta prensa.»Ayer, a primeras horas de la tarde, en la capital francesa, los hombres políticos de todas las tendencias y los cientos de miles de lectores del diario Le Monde esperaban con ansiedad la salida a la calle de este diario. Cuando alrededor de las dos llegaron los paquetes de periódicos a los quioscos, en algunos de ellos se formaron colas. En cada rostro se dibujaba la misma interrogación: «¿Cuál va a ser la continuación del affaire de los diamantes de Bokassa?»

Pero no había continuación. El asunto, con cierta modestia, se escondía en las páginas interiores. El día anterior, los 600.000 ejemplares de este periódico habían hecho temblar al país: la noticia del regalo de los diamantes del ex emperador y antropófago al presidente había pasado casi inadvertida hasta que por la tarde, en la primera página de Le Monde, el director de este diario ponía en entredicho «la verdad y el honor del poder». Todo lo que siguió después fue como un cataclismo que durante varias horas secuestró la vida del país, sólo pendiente del «porvenir tambaleante de Giscard» y, de manera más inmediata, de un mentís del poder. El llamado «cuarto poder», la prensa, se convirtió en el poder número uno. La agencia nacional France Presse, propiedad del Estado en un 50% y que se supone «giscardizada», a mediodía aún no había dado a conocer en sus cables la noticia inquietante del semanario satírico Le Canard Enchaîné. A raíz del despliegue de Le Monde, tuvo que ceder.

Las emisoras de radio, estatales o paraestatales, así como la televisión, tras Le Monde no tuvieron más remedio que abordar la cuestión, hasta entonces silenciada prácticamente; pero lo hicieron de manera tan estudiada que dieron lugar a que en otros medios profesionales se evocara «la manipulación dirigida por el poder». La presidencia de la República, ya entrada la noche, tuvo que publicar un comunicado. Toda la prensa de ayer, más o menos favorable al Gobierno, que el día anterior había ocultado el asunto, arrastrada por Le Monde, no pudo por menos que «retratarse» en su primera página, para justificar al presidente o también para solicitarle explicaciones más amplias y concretas. «Una operación política montada entre Giscard en vísperas de la etapa que desembocará en la campaña electoral por la presidencia», lanzaban los giscardianos. Los gaullistas, que también aspiran a volver al poder, mantuvieron un silencio equívoco. Los comunistas pidieron un mentís.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_