Juan Antonio Bolea: "Sí al trasvase del Ebro, pero con condiciones"

«Si se garantiza a Aragón toda el agua necesaria para los riegos y la industrialización, no nos opondremos al trasvase de aguas a Barcelona», manifestó ayer en una conferencia de prensa en la capital catalana Juan Antonio Bolea, presidente de la Diputación General de Aragón. El señor Bolea, que se encuentra en una visita que no se puede calificar de oficial, aunque se haya entrevistado con el presidente de la Generalitat, señor Tarradellas, precisó de todas formas que, en su opinión, el mayor problema para un trasvase de las aguas del Ebro no reside en Aragón, sino en el Bajo Llobregat catalán, que sería el más perjudicado.

El señor Bolea añadió que «desde el punto de vista de Aragón, el agua tiene preferencia para usos agrícolas; queremos regar las 500.000 hectáreas previstas desde hace muchos años y creemos que hay agua suficiente para realizar estos riegos y para las experiencias industriales en Aragón. Después, con el agua que sobre, nos alegraremos que se aproveche de la mejor manera posible. Lo que no se puede hacer es replantear el trasvase del Ebro a Barcelona, como se hizo años atrás; aquello era irracional y puso en peligro la relación entre los dos pueblos. Ahora ningún Gobierno se atrevería a decir que va a hacerse el trasvase sin más».El presidente de la Diputación General de Aragón precisó que el tema del trasvase no fue abordado en su entrevista con el presidente de la Generalitat. Sin embargo, según Europa Press, el señor Tarradellas recabó información directa sobre el tema días antes de la entrevista por si se suscitaba el tema.

El señor Bolea ha visitado en estos días las tres casas regionales aragonesas de Barcelona, y, según él, ha constatado cierta preocupación acerca de la inminente aprobación del Estatuto catalán. «Ocurre lo propio en otras casas regionales», afirmó, «pero creo que se trata de una preocupación infundada, ya que tanto la Constitución como el Estatuto garantizan los derechos de los emigrantes sin discriminación alguna. Como jurista, encuentro satisfactorios los artículos del Estatuto catalán referidos a este tema.» Añadió, asimismo, que con su visita no pretende, en absoluto, interferirse en los asuntos internos de Cataluña.

También fue interrogado el señor Bolea acerca de las reticencias con que en algunos medios ha sido recibida la ubicación de la factoría de la General Motors en Figueruelas, cerca de Zaragoza. A este respecto, afirmó que, si bien en Aragón había ya pequeñas y medianas empresas, se constataba la necesidad de alguna gran industria de base. «La instalación de la General Motors es», dijo, «el acontecimiento más importante de Aragón, ya que va a cambiar sustancialmente su aspecto económico, pues creará unos 9.000 puestos de trabajo directos y, al menos, otros 20.000 indirectos.»

«La instalación de esta gran empresa automovilística », anadió, «creará problemas, pero en conjunto será positiva; procuraremos, mediante la ordenación del territorio, que la mayor influencia se produzca en las poblaciones situadas alrededor de Figueruelas, más que en la propia Zaragoza.»