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Cinco centrales convocan para mañana una huelga de la enseñanza

La Delegación Provincial de Educación se ha convertido desde el comienzo del curso en un escenario continuo de conflictos, agravados por la falta de explicaciones concretas que reclaman profesores en paro, concejales y padres de alumnos que exigen colegios y maestros para sus hijos. Mientras el delegado Ricardo Jerez, afirma que todas las plazas están cubiertas, cinco centrales sindicales han convocado una huelga para mañana en protesta por la política ministerial de reducción de plantillas.

En la mañana de ayer la Delegación Provincial ofrecía un estado caótico. La planta de personal estaba ocupada por unos 250 profesores interinos que, debido a la reducción de presupuestos y, por tanto, de puestos de trabajo, se ven amenazados con el paro. En la planta baja se concentraron otras trescientas personas, padres, madres y niños de Leganés, encabezados por la concejala de Enseñanza, que solicitan el envío urgente de cuarenta profesores a diversos colegios de dicha localidad. Otro grupo de padres de Majadahonda esperaba su turno para tratar el problema de un centro de preescolar cerrado por el mismo motivo.Según informaron testigos presenciales, el jefe de personal, señor Bárcena, explicó a las airadas madres que si no había profesores era porque muchos de ellos no querían coger plazas en los pueblos y aquellas, ni cortas ni perezosas, se dirigieron a la asamblea de profesores interinos a llamarles poco menos que gandules. Los profesores tuvieron que explicarles a su vez que precisamente lo que ellos querían era conseguir trabajo y que no les importaría en absoluto que fuera en Leganés.

Los profesores interinos que este año quedarán en paro a tenor de las disposiciones del Ministerio de Educación, son unos trescientos en Madrid, y unos 3.000 en todo el Estado. En lo que califican como un intento de dividirlos, la Delegación quería dar trabajo a veinte designados al margen de los sistemas establecidos. Algunos de ellos llevaban menos de un año ejerciendo, mientras que existen interinos con más de veinte años de antigüedad que quedaban en la calle.

En favor de la enseñanza privada

Esta parece haber sido la gota de agua que colma el vaso. Ayer ocuparon toda la planta de personal e incluso el despacho del jefe del departamento, señor Bárcena. No lograron entrevistarse con el delegado provincial, señor Jerez, quien dio aviso a la policía, que acudió a deslojar la Delegación. Las negociaciones, en cualquier caso, se prevén muy difíciles. Los profesores quieren trabajo y el Ministerio dice que no hay dinero y que, por tanto, no puede crear más puestos, además de afirmar que por ahora no son necesarios, ya que todas las necesidades están cubiertas.Los interinos se concentraron de nuevo en la delegación a partir de las cuatro de la tarde. Cerca de las seis, cuando ya habían perdido las esperanzas y muchos se habían marchado, la policía acudió de nuevo. Convenientemente protegido por ocho agentes, el jefe de personal, señor Bárcenas, accedió a entrevistarse con los ochenta profesores que quedaban, pero llamándoles a su despacho de uno en uno.

Los profesores desmienten rotundamente estas afirmaciones. Según ellos, el Ministerio está siguiendo una política de no atención a la escuela estatal, en beneficio directo de la enseñanza privada. Esta política explicaría la reducción del presupuesto y el aumento de subvenciones a los privados. Asimismo, el deseo de UCD de no facilitar la labor de los ayuntamientos de izquierda explicaría el que no se hayan atendido las peticiones municipales de creación de nuevas plazas. El plazo para admitir instancias en este sentido terminó el 30 de junio, cuando las nuevas corporaciones prácticamente aún no habían tomado tierra.

Las últimas disposiciones dictadas por el Ministerio van -en su opinión- en contra de la calidad de la enseñanza. Por una parte, se establece que cada profesor atenderá como mínimo a cuarenta alumnos, cuando ya el curso pasado numerosos claustros de profesores de diversos colegios pidieron que ese número no sobrepasara como máximo los 35, y se pensara en conseguir los treinta alumnos por clase como índice de escolaridad idóneo. Por otra, este año se han anulado las sustituciones. Es decir, cuando un profesor esté enfermo, o falte a las clases por motivos justificados, no habrá otro que lo sustituya. Ya el año pasado, en Madrid, se produjeron ochocientas ausencias temporales que quedaron sin cubrir, pero lo que en aquel momento se presentaba como excepciones a la regla -aunque fueran demasiado numerosas-, este año se eleva a la categoría de normal.

Mañana, 4 de octubre, las centrales sindicales CCOO, CSUT, CNT, STEM (Sindicato de Trabajadores de Enseñanza de Madrid), y SU han convocado una huelga general, en base a todas las causas citadas anteriormente. Aunque dada la rapidez de la convocatoria no se cree que la huelga alcance todos sus objetivos, los profesores esperan que sea lo suficientemente importante como para obligar al Ministerio a entablar negociaciones.

Leganés: dos mil niños, sin maestro

La situación en Leganés se va agravando por momentos. De los cuarenta profesores que el señor Jerez prometió que se incorporarían el lunes de la semana pasada, sólo lo han hecho dieciséis. Sucede, por otra parte, que otros dieciséis de los que fueron nombrados en el consurso del 20 de agosto siguen sin presentarse, por lo que cerca de 2.000 niños continúan sin poder comenzar sus clases normalmente. Lo curioso, según informó a EL PAÍS la concejala de Enseñanza, es que en la Delegación estos dieciséis últimos figuran como presentados, a pesar de que se sabe que están ya dando clases en colegios de otras localidades.Por último, un parvulario de Majadalionda, el Rosa Agazzi, que acoge a doscientos niños entre cinco y seis años, cerró ayer por la falta de dos profesores y la imposibilidad de que sólo cuatro puedan atenderles convenientemente a todos ellos. La solución consistirá en el traslado al parvulario de dos maestros adscritos a un centro que no se ha abierto todavía, aunque el problema se reproducirá cuando tengan que reintegrarse al mismo.

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