Los moderados se impusieron en la elección de los textos base de debate

Los proyectos de ponencia elaborados por Euskadi, Madrid, Cataluña, Galicia, Ciudad Real, Murcia, Cuenca y Andalucía fueron elegidos como textos básicos de discusión del congreso socialista en la sesión de la tarde. Esta decisión fue impuesta por los votos del sector moderado, tras una larga serie de votaciones no exentas de protestas, que fueron realizadas tras la defensa de los textos presentados, debate que en general adoleció de una notable falta de brillantez.Prueba de esto último fue que el presidente del congreso apenas podía imponer silencio a la sala, que únicamente se calló en contadas intervenciones, como la de Alfonso Guerra. Además de los ocho proyectos elegidos habían sido defendidos seis más: los de Hoya de Buñol (Valencia), Palencia, Salamanca, Valencia, Valladolid y Santander. Únicamente deben ser consideradas críticas las propuestas valencianas. Salvo esta excepción, el debate reveló pocas discrepancias entre los doce oradores que intervinieron.

Andrés Pereyó, de Hoya de Buñol, y Manuel Sánchez Ayuso, de Valencia, defendieron la necesidad de reafirmar los principios que dieron origen al PSOE y de que éste sea un partido de combate e instrumento de cambio de la sociedad. Ambos aceptaron la necesidad de ser realistas, pero sin renunciar a cambiar el capitalismo por el socialismo, ya que las experiencias socialdemócratas han tenido éxito en épocas de expansión del capitalismo, y éstas ya han pasado.

Alonso Puerta, que defendía la ponencia de Madrid, afirmó que este texto era una síntesis de las corrientes del partido, en la que se afirma el marxismo como fuente de inspiración y al PSOE como re presentante de todos los trabajadores, sin aceptar características interclasistas.

Las ponencias de Murcia, Ciudad Real y Alicante fueron defendidas por Ciriaco de Vicente, quien las resumió diciendo que es preciso reafirmar el marxismo junto a otras aportaciones al socialismo, así como establecer mecanismos para que los trabajadores participen en el control de las empresas. La ponencia de Palencia fue defendida por Vicente Gutiérrez Pascual, y la de Salamanca, por Jesús Caldera, para quien la Constitución es una de las más progresistas de Europa.

Elección de textos

La elección de textos comenzó con la propuesta de Gabriel Urralburu de que fueran tomados como base los proyectos de Madrid, Euskadi, Cataluña, Galicia, Murcia, Alicante, Cuenca, Sevilla y Córdoba. La propuesta fue derrotada en votación por tanteo, al levantarse 31 targetas en contra y doce a favor, pero Alonso Puerta dijo que la votación había sido mal planteada, ya que se debía votar el grado de adhesión a cada ponencia y no con el sistema sí o no.

Pidió además que el congrego decidiera primero si deseaba una sola ponencia-base, cuatro o más de cuatro. La primera posibilidad fue rechazada por tanteo, y por el mismo procedimiento se aceptó que fuesen cuatro, pero Gregorio Peces-Barba pidió votación ponderada, en la que se contabilizan los mandatos que tiene cada targeta. Por este procedimiento se rechazó lo antes aprobado, por 59.854 mandatos en contra (moderados), 34.279 a favor (críticos y tercera vía) y unas 6.000 abstenciones, entre éstas los mandatos de Cataluña.

Que fuesen más de cuatro fue aceptado por 70.274 mandatos favorables (a los moderados se sumó Cataluña), 27.305 en contra y 3.250 abstenciones. La clave del problema estaba en que, de haberse tomado sólo cuatro ponencias básicas, habrían quedado fuera los textos de Murcia y Cuenca, que los moderados tenían gran interés en meter.

Nuevamente Urralburu hizo la propuesta definitiva, en el sentido de que se tomasen cinco textos: el primero, Euskadi; el segundo, Madrid; el tercero, Cataluña y Galicia; el cuarto, Ciudad Real, Murcia y Cuenca, y el quinto, Andalucía. El señor Urralburu dijo que las agrupaciones realizadas se debían a que las ponencias así unidas eran iguales. La propuesta fue aceptada por tanteo, con 43 targetas a favor y 17 en contra. La mesa del congreso denegó la realización de votación nominal, por considerar que no había sido pedida por un número suficiente de delegados.