Réplica a Prados Arrarte
¿Es la vejez un naufragio, como pensaba el general De Gaulle? ¿O simplemente, como dice la sabiduría popular, una vuelta a la infancia? Sólo esto explicaría la infantil rabieta que ha cogido don Jesús Prados Arrarte contestando a mis críticas políticas con la risible acusación de que soy «un instrumento del Partido Comunista». Pero, hombre, don Cierva, digo don Arrarte, ¿cómo se le ocurre, a sus años, hacer el ridículo como un niñato enrabiado? Me recuerda usted al niño del cuento que llega a su casa llorando, y, a las preguntas de su madre, contesta haciendo pucheros: «¡Pepito no me deja que le pegue! » Don Arrarte nos acusa, a los marxistas del PSOE, de «hacer mucho daño a la democracia». Me defiendo con cierta mesura y argumentos políticos y héteme convertido en «instrumento del PC». ¿Habrá olvidado don Arrarte lo que ocurrió un cierto 20 de noviembre de 1975? Esas acusaciones, típicamente franquistas, ya no surten efecto. El PCE es legal y la policía no presta ya oídos a este género de denuncias. Que don Arrarte se vaya a la Argentina o Chile: allí seguro que le harán caso. Por mi parte, si fuera «instrumento», es decir, simplemente miembro del PCE, no veo por qué habría de ocultarlo: no es ninguna deshonra, puede incluso ser un honor. Pero no lo soy, ni lo he sido nunca; y ahí están para probarlo mis libros y mis artículos, donde el PCE y, sobre todo, su dirección, reciben la cuota de crítica que les corresponde, a veces muy dura. Habría que suponer que, en todo caso, soy un «instrumento muy respondón», cosa que no veo cómo don Santiago Carrillo podría soportar. Pero tal vez don Arrarte tiene informes secretos, que yo desconozco, sobre mi pertenencia al PCE o mi instrumentación por él. ¡A lo mejor, después de todo, soy sonámbulo y me paso las noches en una permanencia del PCE! Vamos, don Arrarte, enséñemelos: imenuda sorpresa la mía! Chao, y a estudiar a Marx como buen colegial. Y a no coger rabietas ni a mentir tontamente, que luego tiene uno mala nota en conducta.
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