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Constituida la junta liquidadora del Banco de Navarra

La liquidación del Banco de Navarra ha entrado en su última fase, una vez que la junta general del banco, celebrada en Pamplona el viernes, nombró los tres liquidadores que, en nombre de los accionistas, se unirán a otros tres designados por el Banco de España y al nombrado por el Ministerio de Economía para proceder a la disolución de la sociedad. Esta tardará varios años, ya que existen recursos interpuestos por los propietarios del banco, que tendrán que ir solventándose y, además, será largo el proceso de cumplimiento de los compromisos del banco y de ejecución de los créditos pendientes. Se trata del segundo caso de exclusión de un banco del registro. El primero fue el antiguo Banco de Ferrerías.

El Banco de Navarra entró en crisis manifiesta a lo largo del ejercicio de 1977, en el que, tras unos años de crecimiento desaforado, fue amonestado por el Banco de España y requerido para regularizar su contabilidad y algunas de sus inversiones. La crisis se agudizó en los primeros días de 1978 y culminó con la intervención del banco por parte del Banco de España en enero de 1978, como alternativa a una suspensión de pagos o posible quiebra de la institución. El resto de entidades bancarias no quiso hacerse cargo del banco. En ese momento disponía de unos recursos ajenos de 11.000 millones de pesetas, un endeudamiento muy fuerte y caro en el mercado interbancario, 750 empleados, 12.000 accionistas y unos créditos a empresas vinculadas al banco que suponían más del 50% de los recursos de la entidad.La crisis del banco se produjo a lo largo de los años 1975-1977, en base a la adquisición de tres cooperativas de créditos, comprados a precios elevados, a una política de captación de recursos con costes muy altos y a otra de inversiones que no ha resultado afortunada. El banco sufría también unos costes estructurales sensiblemente superiores a los de la media del sector.

La crisis del Navarra inició la fase de publicidad sobre las dificultades de un sector de la banca, que llevó a la creación de la Corporación Bancaria, para servir de base de reflotamiento de bancos en apuros. En la corporación participan, a partes iguales, el Banco de España y la banca privada.

El Navarra no llegó a entrar en la corporación, ya que sus directivos se negaron en un primer momento, y posteriormente fue la propia corporación quien no quiso aceptar al banco.

Una vez intervenido y sometido a una nueva administración, desarrollada por funcionarios del Banco de España, aparecieron numerosas irregularidades en la contabilidad y actividad del banco, que aconsejaron, tras el oportuno expediente, la decisión del Gobierno de excluir a esta entidad del registro de bancos

El balance del Navarra, en estos momentos, presenta un panorama desolador. Los recursos propios ascienden a 1.800 millones, de los cuales 425 son reservas. Los recursos ajenos de acreedores ascienden a 418 millones y la financiación interbancaria a 10.215 millones. De esta cifra, más de 4.000 millones corresponden al Fondo de Garantía de Depósitos; 3.000, al Banco de España; 2.600, a la banca privada, y trescientos, a las cajas. En el activo figuran unas pérdidas acumuladas de 2.550 millones, unos créditos al grupo e inversiones en el mismo de difícil cobro y realización por valor de 6.300 millones, unos morosos por valor de 1.300 y otros créditos no vinculados de ochocientos millones.

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