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Entrevista:

Miguel Company: "Soy hombre del deporte y de UCD"

Miguel Company, presidente de la Federación Española de Vela, militante de UCD, 48 años, casado y con cuatro hijos, ex internacional en hockey sobre hierba y hombre cuyos ingresos llegan a través del comercio exterior y del turismo, parece llamado a suceder a Benito Castejón como cabeza visible del deporte español. Reúne para ello dos condiciones: es hombre del deporte y del partido en el poder. La gente del deporte ve con satisfacción esta posibilidad, apuntada por el propio Castejón. UCD aún no se ha definido al respecto. En la entrevista concedida a , Miguel Company admite que existe esta posibilidad, aunque nunca a corto plazo.

Pregunta: ¿Qué hay de cierto en su posible nombramiento?Respuesta: De momento no hay nada previsto sobre un posible relevo inmediato de Castejón. No obstante, él ha dicho repetidas veces que quiere dejar el cargo después de los Juegos de Moscú, y, de mantener su decisión, es evidente que se plantea el problema de qué persona puede sucederle. En el nivel del deporte federativo, se considera que el deporte debe estar regido siempre por una persona que pertenezca a ese mundo, y no al mundo de la política. Por otra parte, también es lógico pensar que un Gobierno monocolor, como es el de España, quiera tener en un cargo de ese tipo a un hombre de su partido. Yo reúno las dos condiciones expuestas. Llevo tiempo en el deporte y soy presidente de una federación que ha conseguido éxitos, y al propio tiempo soy hombre de UCD. Esto último es algo que nunca he ocultado. Claro que hay otras muchas personas que reúnen estas condiciones.

P. ¿Cuáles son sus vinculaciones con UCD?

R. Soy militante activo del partido. En las primeras elecciones, las del 76, me presenté por Barcelona. Era el número siete de la lista y no llegué a salir. Digamos que quedé el primero de los que no salieron.

P. ¿De quién ha surgido la idea de que usted pudiera ser la nueva cabeza rectora del deporte español?

R. Del propio Benito Castejón.

P. ¿Cuál es su biografía deportiva?

R. Llevo ocho años presidiendo la Federación Española de Vela; antes, durante dos años, presidí la Catalana; soy miembro de la comisión permanente de la Federación Internacional. Tengo la medalla al Mérito Deportivo y la cruz al Mérito Naval. Antes de todo eso fui internacional en hockey sobre hierba. Coincidí en esa selección con Castejón; él jugaba en el Junior de Madrid y yo en el Junior de Barcelona. Desde entonces somos amigos. También practiqué la vela, pero no pasé de ser una mediocridad. Yo suelo comentar que como era tan malo me quedé para presidente.

P. El Rey, olímpico en vela, ¿puede influir en su nombramiento?

R. Debemos pensar que el Rey está muy por encima de esas cosas, y malo sería que no lo estuviera. La Constitución señala qué cosas puede y debe hacer el Rey, y entre ellas no está la de designar la persona que debe dirigir el deporte.

P. ¿Se ha definido UCD al respecto?

R. Que yo sepa, no. Piense usted que ese posible relevo aún está lejano. Falta un año para que se celebren los Juegos de Moscú, y nunca se plantea la sucesión en un puesto de director general, al que equivale el cargo de que hablamos con tanta anticipación. Piense usted que ese cargo lo nombra el Gobierno, a propuesta del ministro de Cultura, y que no sabemos si de aquí a un año seguirá el mismo ministro ni los cambios que habrá habido en el Gobierno. Y con eso no quiero decir que se esperen cambios, sino señalar lo lejana que es esta posibilidad con que especulamos.

P. De confirmarse todas las hipótesis, ¿cuál sería su línea?

R. En principio, yo considero la gestión de Castejón como muy honesta, en el sentido de que no ha buscado un lucimiento a corto plazo, sino sentar unas bases sobre las que pudiera trabajar su sucesor. Y considero útiles esas bases. Mi línea sería de continuidad con su tarea. Puestos a matizar mucho, sólo en una cosa difiero de sus criterios: creo que en algunos aspectos el deporte es un problema de genio y arte. Castejón, a mi entender, aplica un exceso de tecnificación que puede ser peligroso, en especial en países de corte democrático, como pretendemos que sea éste.

P. ¿Considera prioritario el deporte de élite o el de base?

R. Creo que el tratamiento que exige el deporte en España es distinto al que se le está dando en los países a los que queremos parecernos: los del Mercado Común. Estamos atrasados todavía respecto a. ellos. Digamos que nosotros aún necesitamos «vender» el deporte envuelto en un buen papel de regalo, mientras que ellos lo pueden «vender» envuelto en papel de periódico. Creo que en España el deporte de base y el de élite deben ser líneas paralelas. Aún hay mucho que construir y que invertir para que la gente pueda hacer deporte.

Pero no podemos descuidar tampoco a los deportistas de élite, porque, se quiera o no, los éxitos deportivos contribuyen a mejorar la imagen del país, y la población de un país disfruta con esos éxitos. La propia prensa dedica más atención a los éxitos que a la difusión del deporte, y soy consciente de que si lo hace es por reflejar el interés de la calle. Son más frecuentes los halagos a las críticas a una federación por sus resultados en competiciones importantes que por la extensión de su base de practicantes.

P. ¿Cuál considera que debe ser el sistema de financiación ideal para el deporte?

R. En principio me parece bueno el sistema de conseguir ese dinero a través de lo que podemos definir como un impuesto voluntario, las quinielas. Pero creo que el deporte debe buscar otras fuentes de financiación por su propia cuenta, como pueden ser el apoyo de empresas comerciales, las competiciones o cualquier otro medio. A esto sólo se podrá llegar si crece la mentalidad deportiva del país y las empresas encuentran rentable y positivo apoyar al deporte.

P. ¿Qué opina sobre la ley del Deporte elaborada por Castejón?

R. El mismo ha dicho que no es la panacea para el deporte español, pero sí un instrumento útil de trabajo. Mi criterio es el mismo. Creo que es una ley válida y que cubre una serie de lagunas existentes hasta ahora.

P. Sin embargo, tiene la oposición de los partidos, y parece que tendrá dificultades a la hora de ser debatida en las Cortes.

R. Creo que la lucha de algunos partidos en este sentido forma parte de su oposición sistemática al partido en el poder.

P. Pero el propio Ricardo de la Cierva, miembro de la comisión de cultural de UCD, ha criticado seriamente la ley.

R. Discrepo en este sentido del criterio del señor De la Cierva, ante cuya figura me inclino, por su categoría. Pero yo pienso en esto de forma distinta. Para mí, esa ley es perfectamente válida, aunque admito que pueda admitir retoques que la mejoren. No soy parlamentario y, por tanto, no está en mi mano aportar nada en este sentido, pero me gustaría que la ley saliera adelante. En cualquier caso, no debe extrañar que en el seno de un partido democrático, como es la UCD, puedan existir discrepancias de criterio, en este o en cualquier otro terreno.

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