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Desafío del sindicato minero a Margaret Thatcher

Los graves enfrentamientos Gobierno-sindicatos que provocaron la caída de la Administración Heath, en 1974, pueden reproducirse este invierno como consecuencia de las nuevas peticiones salariales presentadas por los mineros.El poderoso sindicato minero británico ha decidido ignorar las recomendaciones gubernamentales en favor de unos incrementos salariales moderados, y ha anunciado que su objetivo es conseguir una subida del 65 %.

La decisión fue anunciada ayer por Joe Gormley, presidente del sindicato que agrupa a los 240.000 mineros del Reino Unido, quien manifestó que enviarán su petición a la Junta Nacional del Carbón el 24 de septiembre, y que esperan una contestación rápida de la Junta antes de que la ejecutiva del sindicato celebre su reunión de octubre.

En su segunda petición de aumentos salariales en lo que va de año -la primera se produjo en marzo pasado-, los mineros demandan un salario básico de 140 libras semanales (unas 21.000 pesetas) para los picadores, y de ochenta libras (unas 12.000 pesetas) para los obreros de superficie. El aumento supone un incremento del 65 % en el sueldo de los primeros, y de un 31 % para los segundos.

El anuncio supone un grave contratiempo para la Junta Nacional del Carbón, que tendrá que hacer frente este año a unas pérdidas de unos doscientos millones de libras, y que no podrá pedir dinero al Gobierno, ya que éste ha anunciado su irrevocable decisión de negar subvenciones que tengan por objeto hacer frente a incrementos salariales.

Aunque Gormley ha puesto de manifiesto que no tiene intención de plantear una batalla política y que desea «una negociación y no una confrontación», la actitud adoptada por el sindicato minero hace pensar en la posibilidad de un, «invierno caliente» similar al que se registró en 1974, cuando una huelga indefinida, por parte de los mineros, produjo el colapso del país y la caída del Gobierno de Edward Heath.

La política del Gobierno conservador de Margaret Thatcher es la de no intervenir para nada en las disputas laborales, y dejar la completa responsabilidad de las negociaciones en manos de la patronal y de los sindicatos.

A pesar de las disensiones entre los dirigentes moderados y radicales de la ejecutiva, el sindicato ha presentado esta vez un frente único en sus reivindicaciones salariales. El propio Gormley, representante del ala moderada, ha declarado que el sentir de la ejecutiva en este tema es unánime.

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