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Los sindicatos paralizaron la Administración pública italiana

Juan Arias

Alrededor de tres millones de trabajadores del sector público en Italia secundaron ayer el llamamiento a una huelga general realizado por las centrales sindicales CGIL (comunista), UIL (republicana-socialista) y CISL (democristiana). Por primera vez, las tres grandes fuerzas sindicales italianas se han puesto de acuerdo para llevar adelante una acción unitaria a favor de los empleados del Estado.

Se trata de un sector que en Itália constituye un auténtico problema. Este es uno de los países del mundo donde la burocracia estatal funciona peor. Donde existe el cociente máximo de absentismo en el trabajo, porque los empleados del Estado tienen casi todos un doble trabajo; aunque jurídicamente esté terminantemente prohibido. Prácticamente, el país está permanentemente paralizado en una serie de sectores: una carta, dentro de Roma, emplea 32 días para llegar a su destino. Hay quien espera cinco y seis años para obtener la jubilación. El Ministerio de las Finanzas ha declarado públicamente que está imposibilitado técnicamente para poder perseguir a los que no pagan contribución. Todo un ejército de empleados de los ministerios, por ejemplo, trabajan como secretarios de los hombres políticos y en las oficinas del Estado reina el caos desde hace años, y los sueldos son de los más bajos del país.En este caos está implantándose lo que preocupa a las fuerzas políticas: los llamados «sindicatos autónomos», que reúnen gente desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda y que están creciendo prodigiosa y alarmantemente. Quizá por esto los sindicatos llamados «democráticos», es decir, las tres grandes centrales del país, han decidido no dejar las reivindicaciones de estos tres millones de trabajadores en manos de los «autónomos», provocando la anarquía.

La huelga general de ayer, como han dicho los líderes sindicalistas al Gobierno, es el primer acto de la lucha por una reestructuración general y a fondo del sector público: «Un empleado del Estado debe ser un trabajador con los mismos privilegios, el mismo sueldo y la misma eficiencia y seriedad de un trabajador del sector privado. Sólo con una máquina burocrática del Estado eficiente y seria, el país puede salir de la crisis económica que lo envuelve. Estos trabajadores no deben ser de segunda categoria, pero al mismo tiempo deben demostrar a los ciudadanos que saben trabajar con la misma preparación, seriedad y responsabilidad de los demás trabajadores de las empresas privadas.» Esta ha sido la síntesis de los discursos de los sindicatos durante las manifestaciones celebradas ayer en todo el país y de los encuentros con el Consejo de Ministros. Se trata de una batalla que los sindicatos desean dar en pocos días, porque precisamente dentro de dos semanas el Parlamento tendrá que aprobar el balance de gastos del Estado y de esta reforma dependerán muchas cosas. Se trata de un proyecto que costará muchos miles de millones al Estado y estos millones tendrán que recortarlos de otros sectores o ganarlos con nuevos impuestos. Los sindicatos han declarado que el primer encuentro con el Gobierno ha sido positivo y que existe una voluntad real de diálogo.

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