_
_
_
_
Reportaje:

Los baños públicos aun son necesarios en Madrid

Para los ciudadanos madrileños que viven en pisos sin cuartos de baño, los que no se atreven a tomar una ducha en los tiñosos servicios de las pensiones en que están hospedados, o los trabajadores que temen volver a casa y que su mujer les eche una bronca por dejar todo hecho un asco, Madrid mantiene todavía unas baratísimas casas municipales de baños y duchas. Sus edificios necesitan, evidentemente, reformas urgentes, pero la higiene y el servicio están plenamente garantizados. Informa sobre este tema Angeles García.

Las casas de baños están todas situadas en el Madrid antiguo: Latina, Embajadores, y Cuatro Caminos. La del barrio de la Guindalera presenta un estado tan ruinoso que ya ha sido cerrada definitivamente La de Latina, que ha permanecido cerrada los últimos meses para realizar obras en sus instalaciones, se abrirá de nuevo la próxima semana.La utilización de estos servicios cuesta únicamente cuatro pesetas, si se quiere tomar una ducha, o cinco, si se prefiere un baño. Entre las tres casas hay un total de 31 cabinas para baños y 87 para duchas.

Un servicio aceptable

Hacia las nueve de la mañana, las casas de baños quedan abiertas. Su utilización no es masiva, aunque sí constante. Algunos de los usuarios son gente del barrio que habita en viviendas que carecen de este elemental servicio. Es el caso de muchos de los pisos del viejo Madrid. Son bastantes las casas que han sido acondicionadas, pero los habitantes de las que se conservan tal cual fueron construidas recurren a este servicio municipal. «Especialmente los viernes y los sábados», explica una de las empleadas, «se nota el aumento de la afluencia de vecinos.»El servicio que se facilita en las casas de baños y duchas es bastante aceptable. Inmediatamente después de que las cabinas han sido utilizadas, se limpian a fondo y una vez cada seis meses son desinfectadas escrupulosamente. Con ello el temido peligro de infecciones o parásitos se ve notablemente aminorado.

Todas las instalaciones fueron construidas en la segunda década de este siglo, y desde entonces las obras de reparación han sido muy pocas. En la casa de Latina las calderas funcionan con gasóleo, pero el resto todavía utiliza carbón. Pero lo peor de todas ellas es el deterioro de techos y paredes. La caída del agua desde las tuberías acaba con todo intento de pintura e incluso amenaza en algunos la seguridad de la techumbre. A ello contribuye también el hecho de que cuando una ducha o un simple grifo se estropea, pasan más de tres meses hasta que alguien llega a arreglarlo. El goteo producido durante todo ese tiempo contribuye al deterioro del edificio.

Más de 200.000 servicios en un año

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

«Necesitamos un servicio permanente de mantenimiento», plantea uno de los trabajadores de Embajadores al delegado de Saneamiento, «porque todo esto está impresentable. Cuando la gente llega aquí y ve esto se lleva la impresión de que esta es la cara de Madrid, y ni esta ciudad ni los socialistas podemos dar esa imagen.» Sin embargo, Manuel Mella responsable de Saneamiento, asegura que mientras solamente dispongan de tres millones de pesetas anuales para este servicio, nada puede hacerse, aunque entre sus planes está también el completar el servicio con la instalación de saunas. Pero parece que eso va para largo.La media mensual de utilización de estos servicios está alrededor de los 15.000. Durante el pasado año se registraron 200.419 entradas a las cabinas de baños y duchas. Según observaciones de los empleados, este tipo de servicios lo utilizan más los hombres que las mujeres y entre los usuarios hay bastantes extranjeros. En Cuatro Caminos entran muchos hombres de origen árabe, de paso por Madrid a la espera de encontrar trabajo. También apuntan los trabajadores de estos servicios, que hay muchos obreros, cuyo trabajo es especialmente pringoso, que antes de volver a casa toman una ducha previa.

En cuanto a la fama de que estos locales sirven a veces para encuentros de carácter homosexual, al menos dentro de las cabinas las cosas están difíciles, porque se vigila escrupulosamente la entrada individual a la ducha o al baño. Nada de contactos de ningún tipo dentro de las cabinas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_