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Rick Schroder,

de nueve años, va camino de ser un actor de la saga de los niños prodigio norteamericanos. Su padre le llamaba, desde que era muy niño, Jackie Cooper. Y, en efecto, puede llegar a ser Jackie Cooper, o Mickey Rooney, o Freddie Barthomew. Sin embargo, siguiendo los consejos que una vez le dio John Wayne, su gran ídolo, «va a tratar de ser él mismo», como afirma ahora su madre, una neoyorquina de Staten Island, que está en Madrid para acompañar en un viaje europeo de promoción al pequeño Rick, protagonista de Campeón, del director italiano Franco Zefirelli. La obra se estrenará en Madrid el mes próximo.Rick Schroder no conoce todavía a Mark Twain, «un libro que leerá a los once años», según adivina su madre. «Pero conoce muy bien la literatura de ciencia-ficción.» Su película favorita, afirma Rick, es Alien, de próximo estreno en Madrid, como Campeón. La diferencia, señala el joven actor, es que «una historia es posible -la que yo protagonizo- y la otra no lo es. ¿Cómo van a construir un barco que tardarían en hacer más de cinco años».

Rick ha actuado en la película de Zefirelli junto a dos grandes actores adultos: Jon Voigt y Faye Dunaway. ¿Quién era el mejor de los tres? «Los tres éramos un equipo, en realidad. Como Los tres mosqueteros. Y yo era uno de los mosqueteros.»

Iba para actor desde que tenía tres años, dice la madre, mientras Rick juega a disparar con sus manos, revolviéndose el pelo rubio y acariciando los mandos del televisor de su hotel madrileño. Todavía no hay nada en la pantalla. «Cuando tenía tres años comenzó a fijarse en la televisión. Ahora su programa favorito es ¡Abrete Sésamo!. Muy pronto hizo comerciales. Anunciaba juguetes. Se aburría. El cine es mejor, porque además se trabaja con un ritmo más moderado, y nosotros, los padres, tenemos la posibilidad de controlar que el chico no haga más que aquello que es capaz. Respetanto esto, Franco (Zefirelli) ha sido maravilloso con Rickie.»

Inmediatamente, Rick Schroder, que fue seleccionado para el papel de Campeón entre 2.000 aspirantes, realizará un filme con William Holding, quien, como él, ama los caballos y ama a los niños. La gran frustración de este pequeño y nuevo astro de Hollywood es haber perdido la compañía de su primo mientras el mundo del cine le atrapa y le lleva de un lado a otro, bien vigilado por su madre, que no quiere «que este niño se convierta en algo diferente a él mismo». Rickie, «lleno de ambición», sueña por las noches con teatros llenos. Se está haciendo realidad su fantasía: Campeón ha ganado ya en Estados Unidos doscientos millones de dólares (1.200 millones de pesetas ).

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