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La Empresa Nacional de Uranio construirá una planta de combustibles nucleares en Salamanca

Una fábrica de combustibles nucleares de óxido de uranio se instalará en Juzbado, un pueblo de apenas doscientos habitantes, sito a veinte kilómetros al noroeste de Salamanca, según una resolución de la Dirección General de Energía por la que se autoriza a la Empresa Nacional del Uranio (ENUSA) a efectuar la instalación. El proyecto, que ya cuenta con casi cuatro años de antigüedad, había quedado paralizado a raíz de las manifestaciones y de los recursos presentados por los salmantinos contra la planta nuclear. Ahora, cuando muchos se habían olvidado del proyecto, y una vez elegida la nueva Corporación municipal de Juzbado -el anterior Ayuntamiento se negó a conceder la licencia que requiere esta industria, calificada como insalubre y nociva-, ha resucitado el plan de una manera que se interpreta definitiva. La movilización popular contra la fábrica de Juzbado culminó, en enero de 1976, con una marcha sobre la localidad salmantina. Escribe M.ª M. Rosell.

En la planta de Juzbado se producirán los elementos combustibles nucleares que habrán de utilizar para su alimentación las centrales existentes en la actualidad en España y las que se monten en el futuro. Existe incluso la posibilidad de que la misma fábrica sirva para exportar a las centrales europeas con licencia Westinghouse y General Electric -con reactores PWR y BWR-, ya que la energía que se empleará en el proceso de fabricación estará contratada con estas empresas.La planta constará de una nave de fabricación con una zona de conversión y otra de montaje, una nave de servicios generales -calderas, compresores, enfriadores, grupos de presión, etcétera-, un edificio de oficina y otros auxiliares. Dispondrá de tres líneas de producción para elementos tipo PWR y de dos líneas para elementos BWR. El presupuesto de la fábrica alcanzaba, hace cuatro años, 3.270 millones de pesetas. Su producción será de seiscientas toneladas de dióxido de uranio.

La fábrica se instalará sobre unos terrenos de 450 hectáreas, en la ribera del Tormes, aguas abajo de Salamanca, que adquirió ENUSA, cuatro años atrás, a los vecinos de Juzbado, y en los que comenzó a levantar la obra de ingeniería civil, suspendida más tarde. No obstante, la planta ocupará en total quince hectáreas y sólo dos el proceso de fabricación. Por otra parte, el consumo, de agua previsto anualmente supondrá medio millón de metros cúbicos -quince litros por segundo-, que serán recogidos y vertidos al río próximo.

Razones para la polémica

El almacenamiento de residuos sólidos para su posterior recuperación y aprovechamiento y el transporte de los reactores nucleares a través de la provincia, que tendrán carácter permanente y no esporádico, dadas las características de la instalación, fueron los peligros principales que se pusieron de manifiesto durante la polémica que siguió al anuncio de la fábrica de combustibles nucleares de Juzbado.Aunque los organismos oficiales reiteraron que no se producirá ningún tipo de fisión nuclear, diversos científicos apuntaron algunos riesgos derivados de la radiactividad, especialmente en el terreno de las mutaciones genéticas en los seres humanos. Incluso los miembros de la Junta de Energía Nuclear no pudieron dar respuesta a una serie de interrogantes que les fueron formulados durante un debate celebrado en la Universidad de Salamanca en torno a la planta de Juzbado.

Sin embargo, una comisión de catedráticos de la facultad de Ciencias, nombrada por el decano de la misma a instancias del rector, dictaminó entonces que, «de acuerdo con la información recibida, no existe un nivel apreciable de radiactividad en ningún momento del proceso de fabricación que requiera tomar precauciones especiales de protección, incluso para el personal que deba manipular los productos en el interior de la fábrica».

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El informe de la misma comisión terminaba con unas consideraciones en torno al almacenamiento y transporte de las materias primas utilizadas y de los productos acabados. Aunque señalaba su «fácil control», añadía que el peligro sería «tanto menor cuanto mejores sean las vías de comunicación de la provincia». Sin embargo, la oposición al proyecto se mantuvo muy firme.

Ante la resistencia que encontró el proyecto en Salamanca, ENUSA llegó a encargar a VSA-Consulto un informe sobre el estado de opinión respecto a la instalación de la planta de Juzbado. La empresa consultora concluyó, en julio de 1976, que la oposición al proyecto se debía a las actitudes de un catedrático de la facultad de Ciencias, el doctor Galán -«cuyos móviles no están del todo claros», se decía-; a un grupo de estudiantes, a la UGT, a un industrial terrateniente con propiedades próximas al lugar donde debería instalarse la fábrica y a la prensa de Salamanca. Pero en la marcha a Juzbado desde Salamanca y en una manifestación posterior habían participado cerca de 15.000 personas.

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