El nuevo esquema de precios de los derivados petrolíferos ha contribuido a racionalizar la estructura del consumo

La estructura de consumos de productos energéticos. derivados del petróleo tiende a racionalizarse como consecuencia de la nueva ordenación de precios, decretada por el Gobierno el pasado mes de julio, según se desprende de las cifras facilitadas por CAMPSA respecto a la evolución de las ventas en los siete meses y medio transcurridos del presente año. Desde la última subida de precios, las cifras de consumo muestran una traslación desde los productos ligeros a los pesados y la práctica desaparición del fraude que suponía el empleo de gasóleos primados para usos no específicos, en lugar de fuel-oil y gasóleos de precios superiores.

La última elevación generalizada de los precios de los productos energéticos derivados del petróleo, decretada por el Gobierno en los primeros días del pasado mes de julio (véase EL PAIS del día 4 de ese mes), supuso la reordenación del sistema de precios aplicado tradicionalmente a los distintos tipos de combustibles. Esta decisión, ignorada hasta ese momento por los sucesivos Gobiernos desde 1973, buscaba, sobre todo, reducir la progresiva utilización de los derivados ligeros del petróleo (gasolinas y gasóleos), en detrimento de los pesados (fuel-oil, principalmente) propiciada por el menor coste los de aquel y las facilidades existentes para el empleo fraudulento de los combustibles primados para usos específicos (ejemplo del gasóleo B para la agricultura) en otras actividades. Esta situación era absolutamente contradictoria con las posibilidades reales de suministro del país, cuya capacidad de refino se encuentra mayoritariamente concentrada en la obtención de derivados pesados. A finales del pasado mes de junio, los stocks de fuel-oil excedían de lo habitual, mientras que los de productos ligeros se encontraban por debajo de lo aconsejable e incluso se habían importado 700.000 toneladas de gasolinas y gasóleos para garantizar el abastecimiento. Estas importaciones se efectuaron con apelación a los mercados spot (entrega inmediata) y a precios astronómicos, siempre superiores a los vigentes para el consumo en España.La evolución de los respectivos consumos desde el pasado 1 de julio muestra la efectividad de esa reordenación del esquema de precios. Según fuentes de CAMPSA, desde esa fecha no ha sido necesario realizar importaciones de productos petrolíferos ya refinados y ha sido posible una restitución de los stocks de productos ligeros, que se encontraban a niveles preocupantes en los últimos días del pasado mes de junio. Las mismas fuentes indican que la restitución de stocks hubiera sido muy problemática de no haberse propiciado un freno a la tendencia de consumir mayor cantidad de derivados ligeros, dada la escasez de estos productos en los mercados internacionales. En cualquier caso, la importación de productos ya refinados hubiera supuesto un importante coste adicional para la balanza petrolífera española. Las fuentes citadas han expresa do su confianza en que no sea necesario apelar a nuevas importaciones de derivados en lo que resta del presente año.

Las cifras del consumo registrado en los siete meses y medio ya transcurridos del presente año, incluidas en el cuadro adjunto, muestran una tendencia a utilizar más racionalmente los distintos derivados. Algunos factores estacionales han concurrido también, especialmente en los datos de gasolinas, fuel-oil y querosenos para aviación. El dato más revelador de las cifras de consumos de gasolinas-auto es la drástica reducción en las del tipo extra (98 NO) y el mantenimiento de la escasa aceptación de la de tipo normal (90 NO). El incremento de consumo registrado para los tres tipos para el período de año transcurrido es todavía superior al de los países europeos. Este dato debe, sin embargo, ser matizado, en el sentido de que la evolución del parque automovilístico español no es equiparable a la de los restantes países de Europa, cuyos grados de motorización son superiores a los de España. Otro aspecto que ha incidido sensiblemente en el retroceso de consumo de gasolinas ha sido, sin duda, el menor volumen de entradas turísticas por las fronteras terrestres durante los meses de julio y agosto.

En las cifras de gasóleos es de destacar la reducción del consumo del tipo B (agrícola), en el que estaba mayoritariamente concentrado el uso fraudulento. También el incremento del consumo del tipo C presenta una reducción, achacable, por un lado, a la temporada estival, y por otro, al retorno al fuel-oil, por parte de determinadas industrias. La evolución del fuel-oil es también claramente derivada del acercamiento de sus precios a los de los gasóleos, lo que hace escasamente rentable la utilización del derivado ligero. También ha influido en el mayor consumo de fuel-oil la inversión de la coyuntura hidrográfica, con mayor tendencia a la sequía, que ha obligado a las centrales térmicas a intensificar la quema de fuel-oil para la obtención de energía eléctrica.

Finalmente, se observa un espectacular incremento en las cifras de consumo del queroseno para aviación, achacable, según fuentes de CAMPSA, al importante aumento del tráfico aéreo charter durante las dos últimas semanas de julio y las primeras de agosto. Las cifras relativas al consumo de queroseno se refieren exclusivamente al suministro a los aviones de bandera española y, según las mismas fuentes, se han incrementado también como consecuencia de las restricciones aplicadas en algunos aeropuertos europeos al suministro para aviones extranjeros. Algunos países han limitado el suministro por debajo de las cifras del pasado año, lo que está obligando a los aparatos españoles a cargar al máximo sus depósitos en España para poder garantizar el combustible para el viaje de regreso. Hasta el momento, España no ha aplicado estas medidas de restricción. Las cifras de suministro. a las compañías extranjeras no se incluyen en los datos facilitados.