"¡Que nos paguen el entierro!"
¿Quién sería el siniestro recaudador que tuvo la sombría idea de querer colaborar a la reforma fiscal con la rapiña de unas miserables pesetas a los jubilados que cobren más de 25.000 pesetas al mes? Por lo que se ve, tajada suculenta que no puede permitirse degustar toda entera a un anciano, porque sería vergonzoso. Atentaría al buen ejemplo que se debe dar de «justicia distributiva» si se le permitiera disfrutar de tan sustanciosa ganancia, él, y lógicamente su anciana compañera.Mientras, los que «ganan por millones» reciben llamadas lastimeras a la «solidaridad», simulando despertarles una moral que no tienen, con el latiguillo de que «Hacienda somos todos», y que «todos» tenemos obligación de tributar.
Los viejos, a los que no nos quedan más que unos pocos años de vida, somos codiciado ingreso para los gobernantes, y ya ni nos dejan vivir (morir) en paz.
¿Por qué no buscan en esos «despachos» donde cobra la mesa; donde se trabaja cuatro días al mes (porque no hay materia para más); donde no está, porque se está en otros; donde se cobra un sueldo por «retirado» y otro por «empleado», y que son innumerables sanguijuelas de parado?
Si no nos quieren dejar morir en paz, al menos que nos garanticen el entierro pagado.
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