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Tribuna:TRIBUNA LIBREDos cartas abiertas al presidente Suárez / 1
Tribuna
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El terrorismo

Rector de la Universidad de GranadaEl problema capital de la política española está en la recuperación de «autenticidad» por todos los elementos de la vida nacional que pierdan un miedo absurdo y releguen la demagogia infantil que vienen exhibiendo. Ante la curva ascensional del terrorismo en nuestro país hay que adoptar una postura resuelta, viva y unánime. El presidente Suárez sigue teniendo, como ningún otro político del país, un indudable poder de convocatoria. Sus habilidades e indiscutibles dotes de hombre político las viene empleando en muy diversas direcciones. Pero el presidente Suárez no ha querido o no ha acertado en poner todo ese poder de convocatoria al servicio de una tarea primordial: la de movilizar a 35 millones de españoles contra los 845 ó 1.330 salvajes que se han empeñado en hacer naufragar la democracia en un país decidido a iniciar un camino distinto que nos incorpore a Europa, nos integre en Europa, nos devuelva nuestra condición de ciudadanos del mundo. Quienes en años pasados defendimos los derechos humanos de unos pocos, hoy nos movilizamos para defender los derechos humanos de la gran mayoría del pueblo español. Desde luego que seguimos defendiendo los derechos humanos de quienes ofrecen múltiples blancos para la marginación o el olvido, pero a la par defendemos los derechos humanos de toda la juventud española, de las mujeres españolas y de los hombres españoles empeñados en la tarea de consolidar una nueva política, unas nuevas formas de vida democrática que implican -con más fuerza que nunca- el culto a la libertad, el derecho a la vida y al trabajo de todos los españoles, el respeto, en suma, a los semáforos.

Porque, señor presidente, a quienes directamente ataca el terrorismo con sus acciones es a la gran masa de los trabajadores españoles; gran error del Gobierno si creyese que el turismo era una gran baza del régimen anterior y no se atreviese ajugar esa baza como uno de los grandes instrumentos de la España democrática. Gran error de los diputados y senadores, de los partidos políticos por tanto -hoy al borde de resucitar otra vez el divorcio de la España real y de la España oficial que dio al traste con el régimen anterior-, si no supiesen descubrir esta trampa de un terrorismo antiespañol: y que nadie evite utilizar este vocablo. Señor presidente, el terrorismo ataca hoy con su actuación, preferentemente, a la clase trabajadora. Quienes luchamos en su tiempo por ideales autonómicos necesitamos hoy, como el resto de los españoles, que un presidente de Gobierno, consciente de su poder de convocatoria, sin el abuso de retórica que está condenando a la ineficacia al Congreso, al Senado y a los ayuntamientos y diputaciones, convocase al pueblo español con la totalidad de sus partidos políticos, centrales sindicales y amplia masa de pueblo independiente a plantear clara, abiertamente, a campo limpio, que millqnes y millones de españoles están enfrente de los 845 ó 1.330 terroristas que matan, inquietan, son una lacra y un foco de peligroso contagio que debe de ser exterminado absolutamente dentro de la comunidad nacional que aspira a tener derecho a la vida.

Señor presidente, el país, España, le están agradecidos por lo que significó su aportación a la transición, al desmantelamiento sin ira de cosas, personas y situaciones que había que producir. Pero hoy es necesario movilizar al país porque las acciones del terrorismo van fundamentalmente contra la clase trabajadora en un momento difícil de nuestra economía. Acaso, señor presidente, nadie con más títulos que usted para conseguir que, por ejemplo, durante una hora, se pare la vida nacional de manera absoluta para demostrar que, por encima de ideologías y de partidos, la postura contra el terrorismo es unánime y afecta a la totalidad de las regiones españolas. Hoy, esto es lo que esperan de la Moncloa todos los españoles, todos los trabajadores de España, por encima de los afanes de autonomía, por encima de prisas democráticas o nostalgias del pasado. Quienes le digan lo contrario desde las propias filas de su partido le adulan inútilmente, y quienes le digan lo contrario, con tono amenazante, desde su oposición, le engañan. Los españoles de esta hora están unánimes en algunas cosas, y la primera es ésta: que usted, señor presidente, tiene la obligación de convocarles a una tarea colectiva y eficaz en la lucha contra el terrorismo, despertanao una vibrante conciencia nacional.

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