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Reportaje:Japón, segunda potencia económica mundial / 3

La entrada de España en la CEE interesa a los nipones

«La eventualidad de un ingreso de España en el Mercado Común es un aspecto más del interés creciente por la inversión japonesa en España», declara a EL PAÍS Hiroshi Takeuchi, director general del Long Term Credit Bank of Japon, uno de los bancos japoneses más activos en materia de inversiones exteriores. En 1978, los bancos japoneses realizaron inversiones financieras en España por valor de unos cuatrocientos millones de dólares. Los sectores de autopistas, eléctricas y ferrocarriles fueron los principales receptores de capital japonés. La inversión directa, por el contrario, es menos activa que la financiera, aunque podría estimularse en el futuro. «España ya no es un país con salarios bajos y los sindicatos europeos, en general, están demasiado politizados», comenta un directivo de la patronal japonesa Kaidenren, centrando las dudas que aparecen para los japoneses en el momento de decidir una inversión en un país europeo.Sin embargo, a pesar de las reservas y de lo que ellos consideran «politización sindical» (confundida en muchos casos por simple reivindicación salarial, que contrasta en Europa y Norteamérica con la sumisión del trabajador nipón), el futuro de la economía japonesa pasa por una mayor inversión directa en el exterior. Lo demuestran invirtiendo en países en vías de desarrollo -asiáticos, en particular-, pero también en Estados Unidos, Canadá y, en menor proporción, países europeos. Una de las fórmulas para vencer la oposición de los países del Mercado Común, críticos de la competencia «salvaje» de productos japoneses, puede ser invertir en unidades de rroducción directa en países comunitarios.

Toyota y España

El ejemplo de cooperación, para la creación de un modelo de automóvil conjunto, entre la firma japonesa Honda y los ingleses de la Bnitish Leyland, señala la dirección para el futuro. Otras firmas, como Toyota, podrían penetrar próximamente en el mercado de la CEE con un programa de inversión directa. España, en su condición de futuro Estado miembro de la CEE, ¿interesa a Toyota para invertir? «Será muy difícil implantarnos en España, pero no es posible dar una respuesta concreta en un momento en que continuamos nuestros estudios de posibles inversiones en el exterior», responde a EL PAÍS Mitsuo Yamada, responsable para Europa del primer constructor japonés, y tercero mundial, de los automóviles Toyota. «Si hacemos un cálculo económico», prosigue el dirigente de Toyota, «tenemos serias dudas para instalar fábricas en Europa. Naturalmente, siguen los estudios de base, pero no encontramos por el momento, factores que nos obliguen a una implantación en Europa. »

El interés del capital financiero japonés para prestar dinero fresco a empresas españolas no parece ser seguido con el mismo entusiasmo por las firmas comerciales. Actualmente, unas treinta sociedades japonesas operan directamente en España. Los que llegaron primero parecen satisfechos, «pero las condiciones han cambiado», dicen en Nissho-Iwai, una de las grandes trading japonesas que participa en una de las primeras firmas españolas de aceros inoxidables.

Sony, otro de los «fuertes» en el mercado español, tampoco tiene motivos de lamentación, como demuestra su participación, como «ejemplo» de inversión directajaponesa en España, en un coloquio organizado hace unas semanas en Tokio por una misión comercial española destinada a promover la inversión japonesa en España. Banesto, Hispano Americano, Vizcaya y Bilbao son bancos españoles con oficinas de representación en Tokio, con finalidades específicas de canalizar inversión hacia España. «La representación de capital extranjero en Japón no llega al 1%», precisa José Bazán, representante de Banesto en Tokio.

Puente a Latinoamérica

Las posibilidades de cooperación entre sociedades japonesas y españolas, en operaciones de mixtas, joint ventures, en zonas con buena presencia hispana, como puede ser América Latina, es otro factor que destacan los medios financieros nipones. Si en materia de inversiones los japoneses dedican cada vez mayor atención a la economía española, en política comercial son críticos por el trato que Madrid da a los productos made in Japan. Sobre todo, desde que, el pasado año, la balanza comercial fue casi «equilibrada», según cifras japonesas. No según cifras españolas, que dan exportaciones por valor de doscientos millones de dólares, contra importaciones por valor de quinientos millones de dólares, aunque con neto aumento del índice de cobertura para España, como demuestra la tendencia en los tres primeros meses de 1979, con 84 millones de dólares de exportación para España, contra cien millones de importación de origen japonés. «Defendemos el equilibrio de balanza comercial, pero con expansión del comercio. Esperamos que el ingreso de España en la CEE contribuya a una mayor apertura para los productos japoneses, actualmente discriminados en el mercado español, con una protección estricta para 166 partidas arancelarias de productos nipones», se quejan en el Ministerio japonés de Industria y Comercio (MITI) cuando hablan del comercio hispano-japonés.

Interés por la CEE

A pesar de las distancias parece claro que los japoneses prestarán cada vez un interés superior al mercado económico español. Entra en su estrategia global de estar presentes en todas partes. En el hecho de la futura incorporación de España al club de países europeos que forman el Mercado Común, y en los 35 millones de consumidores españoles que, sin lugar a dudas en una economía libre de mercado comprarían «japonés» en muchas ocasiones. Basta recordar el caso, por ejemplo, de un país como Bélgica, con completa liberalización en el comercio de automóviles. Los japoneses cuentan con un índice de penetración en el mercado de casi el 20 %. Desde un punto de vista de consumidor es difícil «resistir» a unos precios competitivos, una calidad que no cesa de mejorar y un estilo cada vez más «europeo», sin olvidar los tres años de garantía total que ofrecen algunas marcas de automóviles nipones.

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