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Aumentan en Francia los "matrimonios a prueba"

Un 44% de jóvenes franceses viven juntos antes de casarse en prueba de matrimonio que tiende a sustituir al noviazgo de antaño, según un informe del Instituto Nacional de Estudios Demográficos.Este fenómeno ha aparecido bruscamente, extendiéndose con gran rápidez, señala el citado informe.

Según Louis Roussel, del Instituto Nacional de Estudios Demográficos, la práctica de la cohabitación antes del matrimonio está muy extendida, sobre todo entre los trabajadores (30%), y entre los empleados (21 %), y en menor grado entre los ejecutivos de empresa (13%), o entre los agricultores (4%).

Este inconformismo tradicional entre las clases sociales más bajas ha ido aumentando con el paso de los años, y sobre todo en el último decenio.

En 1968, el 17% de las parejas habían cohabitado antes de contraer matrimonio, mientras que en 1918 el número de las que optaron por vivir juntas antes de casarse se elevó al 44%.

Las nuevas costumbres de los jóvenes son, generalmente, bien aceptadas por los padres, siendo lo más común la no intervención practicada por el 37% de los cabezas de familia.

Un 11% se muestran condescendientes, un 36% desaprueba sin oponerse, y tan sólo un 8% se declara totalmente opuesto.

Este informe sobre la actitud de los franceses ante el matrimonio, que publica ampliamente el último número del semanario Le Point, subraya que, tanto los hombres como las mujeres, están convencidos en nuestros días de que el casarse ya no es el único medio que tienen los jóvenes de escapar a la tutela paterna.

La cohabitación ofrece todas las apariencias de la transgresión de los tabús sociales -añade el informe del Instituto de Estudios Demográficos-, pero en realidad salvaguarda perfectamente los valores fundamentales de la pareja.

Salvaguardar los valores

Según una encuesta IFOP, realizada el pasado mes de abril, el 73% de las parejas que viven juntas, sin haberse casado, atribuyen gran importancia a la fidelidad y consideran que todos los gastos deben ser compartidos.Es decir, que esta especie de matrimonio a prueba tiende a parecerse cada vez más a un matrimonio tradicional, y en muchos casos la pareja termina por ceder a la pres social, decidiéndose a lecalizar la situación en la Iglesia o en el ayuntamiento. Sobre todo cuando viene el primer hijo son numerosas las parejas jóvenes que se deciden a casarse.

Según el sondeo IFOP, el 70% de los franceses consideran necesario en tal caso el matrimonio, aunque también la inmensa mayoría ve tal paso como una «simple formalidad».

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