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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Defensa de Felipe González

Nunca pensé que EL PAIS pudiera llegar a tanto con el fin de sacar adelante a Felipe González y a lo que éste representa.El editorial «Luz roja para Felipe» es toda una muestra que podría equipararse a la sonrojante tribuna libre que en el mismo periódico publicó un miembro de la ejecutiva del PSOE, en la que defendía en carnizadamente a su jefe, como el mejor, el más listo, el único y más guapo, frente a sus adversarios, incompetentes, panfletarios, dogmáticos, radicales - marxistas - paleocomunistas y, además, tontos y feos.

Todo el editorial, desde el encabezamiento, el tono superalarmista («peligro italiano», «luz roja de alarma», «Felipe o la derecha para siempre jamás», etcétera, pasando por las escogidas y elocuentes con notaciones («sector radical», «sector moderado», etcétera), las descalificaciones («Bustelo, poco riguroso», «Con posiciones políticamente del todo inertes»), hasta el dogmático final («todos los análisis que quieran hacerse del socialismo español no tienen otra opción que pasar por el aro de estas apreciaciones»), constituye una descarada defensa de Felipe González, al que se presenta (¡quién lo diría de EL PAIS!) como el salvador.

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Por si fuera poco el editorial, EL PAIS le añade una carta al director donde se califica al sector crítico, entre otras cosas, de «conservadores - arcaico - marxistas - cismáticos». Además de una información sobre las asambleas preparatorias del congreso del PSOE, claramente manipulada en beneficio del llamado sector moderado (que, puestos a etiquetar, llamaría socialdemócratas claudicantes).

Si en el editorial EL PAIS hacía una llamada de atención por el triunfo del sector crítico (que yo llamaría de socialismo de clase), en las cabeceras que informan de la preparación del congreso, este triunfo no sólo no aparece, sino que se transforma en triunfo del sector moderado («Victoria de los moderados en Alicante», «Línea de izquierda moderada en Barcelona», «Madrid: ambigua referencia al marxismo y definición del partido de masas», «Diferentes posiciones en Andalucía»), cuando en realidad en Madrid, Barcelona, Málaga, el sector moderado fue derrotado. Evidentemente, es mucho más que la polémica, interesadamente creada, marxismo, sí; marxismo, no., lo que está en juego. No es casual que toda la derecha, Con su prensa, radio y televisión, se haya volcado en el apoyo de Felipe González, el cual éticamente se sitúa por encima del bien y del mal (de las ponencias), pero no duda en atacar al sector crítico en cuanta ocasión se le presenta.

El proyecto que representa Felipe, y que defiende EL PAIS, trata de consolidar la democracia, pero consolidando definitivamente la alternativa del gran capital, con base en un programa de reformas que, mejorando en parte las condiciones de vida de los trabajadores, deje la hegemonía en manos de la derecha en sus diferentes versiones (democracia cristiana, liberal, socialdemocracia, centroizquierda, etcétera). Ello implicaría una clase trabajadora integrada por las reformas, disciplinada y domesticada, que se limitase a votar, cada dos, tres o cuatro años, por los tecnócratas del municipio - Parlamento - Gobierno y por los tecno-burócratas del sindicato-partido. El partido, en este caso, no debía pactar con nadie, o si lo hacía, sería sólo con la derecha.

Es también muy significativo que EL PAIS, en la defensa de Felipe, siempre se refiera al «peligro italiano», sin señalar que en Italia el PSI perdió sus votos y su fuerza cuando se alió con los democristianos y formó Gobiernos de centroizquierda. En el mismo sentido, EL PAIS nunca se refiere ni al Partido Socialista portugués, que por adoptar una política socialdemócrata autónoma vemos en qué situación ha dejado a Portugal, ni, sobre todo, al Partido Socialista francés, que fue en 1971, desde que se alió con el Partido Comunista en el Programa Común de la Izquierda, cuando pasó a ser el primer partido de Francia. En el PSF conviven liberales, socialdemócratas, cristianos, marxistas, autogestionarios, etcétera, organizados en varias tendencias, lo que da lugar a que el secretario general tenga siempre enfrente una alternativa de recambio. El PSF está presidido por François Mitterrand, que se declara no marxista, lo que no impide que la estrategia fundamental de este partido esté basada en la unión de la izquierda y presidida por el principio de ruptura con el capitalismo.

San Sebastián

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