Decepción, cansancio, escepticismo
«Como se ve, el director de EL PAIS se ha despachado a gusto. Mis elementos de corrección a su artículo son éstos:- Quien ha traído la democracia a nuestro país ha sido el Rey, y no las generaciones, y no las derechas, y no las izquierdas. Suárez ha sido instrumento de la Corona para hacer un régimen homologable con el mundo y para acabar con las marginaciones y los exilios y que convirtieran "la política" en una cosa de todos.
- El Rey no ha tenido la fortuna de tener un programador de la democracia de los años ochenta, sino una colección de improvisadores, y por ello todo va saliendo a su aire. Lo que han hecho los improvisadores es una democracia ingobernable.
- La izquierda no podía revolucionar nada porque no era todo el país, sino una parte de él: aproximadamente la mitad. Tenía que "adaptarse" en una democracia de tipo europeo, como correctora socíal de la economía de mercado y del sistema liberal -capitalista y de los valores tradicionales, y hasta como correctora cultural-. El poder tenía que alcanzarlo a través del método de este modelo de sociedad. No. había otro. La Constitución de 1978 no autoriza otra cosa; ni podía haberse hecho otra Constitución.
- La izquierda, efectivamente, no ha sido una oposición. Se ha reducido a amenazar y no dar a Suárez; al tiempo que Suárez amenazaba y no daba a la izquierda. Eran valores entendidos para sobrevivir ambos. Se acuestan juntos, porque entre todos han fabricado una cama.
- No es exacto que la izquierda, en nuestro país, no haya gobernado nunca, excepto durante la guerra civil y en su zona. Gobernó de 1931 a 1933, y desde febrero de 1936 hasta julio de 1936, más toda la guerra civil en su zona, donde suprimió a todos sus adversarios políticos; exactamente como suprimieron "los nacionales" a los suyos. Si hubiera ganado la guerra civil, seguramente habría hecho otro tanto que Franco: represión y autoritarismo. Por otro lado, la izquierda en nuestro país -como fuerza asumible- es una cosa de este siglo. El socialismo, el comunismo y un agnosticismo liberal -religioso y político- son sus ingredientes.
- No hay tal continuismo entre antiguo régimen, con su derecha titular, y la derecha de ahora. Esta derecha en el poder es puro oportunismo. Ha sido el fantástico juego de manos de 1976. La derecha real no ha salido todavía de su estado de perplejidad. Pero el método es el mismo, con menos calidad y más hermético. Una izquierda que ha venido a "adaptarse", ha permitido a los oportunistas gobernar y no han sabido hacerlo. Les ha faltado, realmente, imaginación, "rodaje" del Estado, valor y grandeza. Los que accedieron al Gobierno y a la oposición lo hicieron por arte de magia. Esto era para ellos -que salían del cascarón- glorismo, fantástico, desconocido y nuevo.
- La "decepción, el cansancio y el escepticismo" son, en general, porque esto no funciona. Y "esto" es el Gobierno, el Parlamento, los partidos y todo lo que es el ejercicio de los poderes del Estado y sus consecuencias sociales. Estamos delante de un país conflictivo, desempleado, arruinado, inseguro y que, además, está dentro de un túnel. La "decepción, el cansancio y el escepticismo", por razones políticas e ideológicas de corte intelectual, por "cómo es el poder", "por lo que no ha hecho la izquierda", está reducido a sectores juveniles ingenuos, honestos, fervorosos, inocentes, que se consideran estafados. ( ... )»
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