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El Incendio de Valencia, que ha devastado 30.000 hectáreas, se extiende hacia Albacete y Alicante

Toda la parte sur de la provincia de Valencia, especialmente las zonas que lindan con Alicante y Albacete, siguen afectadas por los incendios forestales iniciados hace varios días. Los peores que se recuerdan en el País Valenciano, según los testimonios del personal de Icona. Alrededor de 30.000 hectáreas de monte han sido arrasadas por el fuego, que ha invadido ya parte de las provincias de Albacete y de Alicante, mientras que las pérdidas materiales ocasionadas se calculan por centenares de millones de pesetas.

El incendio tiene dos principales focos localizados: el iniciado el pasado lunes en la localidad de Ayora, a consecuencia de una chispa eléctrica procedente de una tormenta nocturna que no descargó agua, y el de Onteniente, cuyos efectos se han prolongado hasta el norte de Alicante y sobre el que corren rumores, no descartados por el gobernador civil de Valencia, de que pudiera haber sido provocado.Con todo, el incendio originado en Ayora ha sido considerado por los expertos de Icona como «uno de los más graves registrados en la historia forestal de España». Más de dos millones de pinos, de todos los tamaños, se han quemado hasta el momento entre los términos de Ayora, Cofrentes (el incendio se ha detectado a veinte kilómetros de los terrenos donde se está construyendo la central nuclear, aunque sus técnicos se han apresurado en descartar toda posibilidad de peligro), los montes de Enguera, Bicorp, Jafafuell y Teresa de Cofrentes, y amenaza con arrasar también la reserva nacional de la Muela de Corte de Payás.

En cuanto a la magnitud del incendio por hectáreas, fuentes de Icona han asegurado que, hasta el momento, se puede calibrar alrededor de la cifra de 30.000.

Llamas de setenta metros

Las llamas estuvieron durante toda la jornada de ayer incontroladas, a pesar de los esfuerzos que se realizan, debido a la variabilidad e intensidad del viento. El comandante Vicente Ripoll, que se encontraba al mando de las cinco compañías del turno del Ejército de Tierra que colaboran en la extinción, manifestó su desesperanza, «ya que el trabajo que realizamos cada día no tiene nada qué hacer ante la magnitud y la fuerza con que se presenta el fuego. Hagamos lo que hagamos, todo es inútil. A veces», añadió, «las llamas alcanzan hasta los setenta metros de altura y es imposible atajarlas. A esto hay que sumar la tremenda sequedad del terreno y la fuerza y la alternancia del viento, imposible de prever. Esta mañana», siguió explicando, «hemos visto, impotentes, cómo las llamas saltaban sin ninguna dificultad un cortafuegos de treinta metros que estaba totalmente limpio».Las fuerzas que combaten el fuego están compuestas por más de setecientos hombres, repartidos en cinco compañías del Ejército, que se alternan con otras cinco, doce brigadas de Icona y numerosos vecinos de los valles afectados. Igualmente. participan hidroaviones de Icona y avionetas de la delegación de Valencia, un hidroavión de la base de Reus y otros dos procedentes de Baleares y Jerez de la Frontera, y, por supuesto, se cuenta además con la actuación de la Guardia Civil y el cuerpo de bomberos de todas las localidades afectadas. Hasta el director de Icona se trasladó a Ayora para dirigir personalmente los trabajos de extinción.

Dos periodistas, atrapados

Dada la magnitud del incendio, dos periodistas de la delegación de la agencia Efe en Valencia, que se destacaron hasta la localidad de Ayora, quedaron atrapados por el fuego en una de las carreteras del lugar del siniestro y tuvieron que pernoctar en un campamento militar. A través del servicio de microondas de Icona, los dos enviados especiales pudieron transmitir sus testimonios, que, en resumen, informaban de lo siguiente: las escenas eran dantescas y los túneles de fuego que existían en la carretera hacían la respiración y el tránsito imposibles. La temperatura que se alcanzó en esos lugares llegó a ser insoportable, y, en el interior de los coches, se tenía la sensación de que éstos iban a incendiarse y a estallar los cristales. Se temía por los depósitos de gasolina, pero los momentos de más peligro eran aquellos en los que se intentaba dar la vuelta por la estrecha carretera para alejarse de las llamas.En la madrugada de ayer, el fuego invadió la provincia de Albacete, Regando hasta la sierra de Almansa. A las cinco de la mañana, las campanas de la ciudad de Almansa tocaron a rebato y todo el pueblo se trasladó a colaborar con las fuerzas de extinción. A última hora fueron evacuados 73 niños de un colegio valenciano existente en un campamento próximo a la zona siniestrada, y fueron trasladados a esta localidad albaceteña. Igualmente, las personas que viven en las masías de los montes fueron evacuadas.

Posteriormente, sobre las dos de la madrugada de ayer, fueron localizados trescientos jóvenes que se encontraban en tiendas de campaña y conducidos en diversos autocares hasta la localidad valenciana de Enguera. Hasta el momento no ha habido que lamentar desgracias personales, y varios equipos sanitarios permanecen alerta sobre distintos puntos.

Entre la población de las zonas afectadas por el fuego existía ayer la opinión generalizada de que no podrá controlarse el incendio hasta que no cambien las condiciones climatológicas y se produzcan lluvias, a pesar del enorme esfuerzo realizado por todas las personas que colaboran en sofocarlo. Anoche, a la hora de cerrar esta edición, las llamas proseguían, avanzando por las dos provincias.

La ruina del municipio

En cuanto a los daños materiales, éstos se calculan ya en varios centenares de millones de pesetas, aunque por el momento es imposible especificar ninguna cantidad. El alcalde de Ayora, Manuel Piquetas, señaló que este incendio significa «la ruina total del municipio», puesto que casi la totalidad de los vecinos vivían del monte. La situación es tanto más angustiosa para los habitantes de Ayora, por cuanto «se tardará más de cincuenta años en reponer el monte», según testimonio del inspector regional de Icona, señor Fernández Martos.Por su parte, el gobernador civil de Valencia, José María Fernández, declaró que ya ha sido convocada una reunión con la comisión provincial del Gobierno, para que se proceda a declarar todo el término afectado como zona catastrófica. Al mismo tiempo, el director general de Icona, José Lara, añadía que el principal problema de la zona era su acusada sequía, con los pantanos de Loriguilla y Generalísimo prácticamente desprovistos de agua.

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