Ambicioso plan de Jimmy Carter para ahorrar energía
Jimmy Carter pronunció el domingo su discurso más importante desde que ocupa la presidencia de Estados Unidos. La crisis energética dio pie para que el líder de la nación más poderosa de la Tierra hiciera un llamamiento a sus conciudadanos para emprender un ambicioso plan decenal de ahorro de energía, de reducción del consumo de petróleo y de búsqueda de nuevas fuentes alternativas. Las reacciones al discurso por parte de los dirigentes de otros países han sido favorables, y en el interior de Estados Unidos, diversas y contrapuestas, aunque es aún demasiado pronto para estimar el impacto del mensaje de Carter.
El discurso, que se transmitió por las tres grandes cadenas de tele visión desde el despacho oval del presidente, fue seguido por unos setenta millones de americanos y duró poco más de media hora Tuvo dos partes diferenciadas, la primera, de sermón, típico de Carter en su campana electoral, en que convocó a los ciudadanos para una renovación en la con fianza y criticó su propio Gobier no. La segunda, más pragmática se centró en el tema energético Con tono enérgico y severo, el presidente planteó las seis características básicas del programa que ha preparado y que pretende desarrollar en diez años, con objeto de llevar a Estados Unidos a la independencia energética.El coste de su programa se estima en unos 140.000 millones de dólares (más de diez billones de pesetas) y permitirá reducir a la mitad las importaciones de crudos en el año 1990. Estados Unidos, con un 6% de la población mundial, consume el 20% de la energía disponible en el planeta. Su producción de petróleo es la segunda en importancia del mundo, pero, al mismo tiempo, son los primeros importadores.
Carter no habló en ningún momento de energía nuclear, tema que constituye una novedad, y sí centró su atención en las posibilidades energéticas del carbón, del sol y de los combustibles sintéticos. Otra novedad a destacar es la propuesta de crear una gran corporación pública, financiada por todos los ciudadanos que quieran suscribir pequeñas participaciones en la misma, con objeto de desarrollar opciones energéticas alternativas. Además de estas propuestas, el presidente americano reiteró al Congreso la demanda de poderes especiales para racionar la gasolina, para establecer un impuesto especial sobre los beneficios de las grandes compañías de petróleo y para subvencionar las investigaciones sobre nuevas tecnologías energéticas.
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