El control del dinero
El dinero del deporte comienza a ser sagrado. Hasta la fecha, el manejo de los millones no había tenido un control adecuado. Hace unos años, cuando Gich era delegado nacional, le pedí insistentemente que se explicaran las cuentas del deporte, y pese a las promesas de Manolo Ortiz, que entonces llevaba las relaciones públicas de la DND, no hubo manera de saber a dónde iban las perras. Con Pelayo Ros continuó el tema igual. Con Benito Castejón, aunque tampoco nos hemos enterado, sí hay certeza de que ciertos manejos ya no existen y que el futuro comienza a ser esperanzador.Controlar los gastos de las federaciones nacionales es la primera medida profiláctica a aplicar. Algunos presidentes han sido famosos gracias a sus notorios dispendios. Algunos presidentes han rodeado su minoritario deporte de tal fanfarria que ha habido necesidad de recurrir a la vieja fórmula del Gran Capitán para poder justificar algunos balances.
Ciertas federaciones han sido casi exclusivamente un aparato burocrático destinado al loor y gloria del presidente. En geneyal, ha habido cierto comedimiento en los últimos tiempos, pero aún queda algún disparatado dirigente capaz de invertir más dinero en viajes exóticos que en promover popularmente su disciplina.
Con todo lo esperanzador que puede ser el convenio firmado ayer con los censores jurados de cuentas, aún habrá que esperar años para que otros modos traigan otras cuentas. Mientras tanto habrá que controlar en dónde ponen los dineros quienes los manejan. Las arbitrariedades también se asientan en los libros con justificantes.
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