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La OPEP podría subir el precio de sus crudos a veinte dólares-barril

Bajo la perspectiva de un aumento de precios hasta llegar a veinte dólares por barril, la conferencia ministerial de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) inicia hoy en Ginebra dos días de sesiones en una atmósfera de incierta división entre sus trece miembros. Aunque se vislumbra la certeza de un aumento en los precios del crudo de hasta un 35-40% por encima del nivel fijado (14,55 dólares) en su última reunión extraordinaria del pasado 27 de marzo, existen divergencias aparentes entre las delegaciones llegadas a la ciudad suiza sobre si el nuevo precio debe alcanzar la cifra tope de los veinte dólares o debe ser inferior y, como gran problema de fondo, si debe volverse a una estructura única de precios, tal como la OPEP la habla mantenido hasta el pasado abril.

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Arabia Saudita y, en inferior medida algunos países pequeños del golfo Pérsico y Venezuela mantienen la tesis de que la OPEP se encuentra en un momento delicado de su historia y, para evitar una recesión generalizada en el mundo, debe regresar al sistema único de precios antes de su sesión extraordinaria de primavera. En el lado opuesto, los países más radicales (Iraq, Libia, Argelia y, especialmente, Irán) acuden con la idea meridiana de que la subida debe ser, por lo menos, equivalente al actual precio de los crudos de mejor calidad (cotizados ya, en algunos casos, a veintiún dólares para contratos a largo plazo) y debe mantenerse, en alguna medida, el sistema de primas negociado en marzo.

Vuelta a los precios únicos

A última hora de ayer, sin embargo, unas declaraciones en Ginebra del ministro venezolano de Minas y Petróleo, Humberto Calderón Berti, hacían presentir la posibilidad de un acuerdo de compromiso que -en sus propias palabras- se basaría en el retorno al sistema de precios únicos y el mantenimiento de ciertas primas de compensación por la calidad, la distancia y la fidelidad a los contratos. Una subsiguiente manifestación de Al-Chalabi, miembro de la Secretaría General de la OPEP, confirmaba esta posibilidad.

La clave de la solución al caos creado en los mercados del petróleo tras la reunión extraordinaria de la OPEP de la pasada primavera parece estar en el esfuerzo que hagan los países del grupo moderado para convencer en el sentido de que un sistema abierto de tarifas sólo favorece a las grandes compañías de petróleo. Según el ministro venezolano, las decisiones de la OPEP del pasado marzo han dado luz a la especulación en los mercados «on the spot» (Roterdam, Génova, Caribe) y han provocado que de los precios alcanzados en los mismos (de hasta 45 y 50 dólares por barril) tan sólo se hayan beneficiado las grandes compañías.

Un miembro de la delegación iraní manifestó que su país defenderá en Ginebra la continuidad de este mercado porque hasta ahora está haciendo con él grandes negocios.

« La única solución para que acabe la especulación es la unificación de precios», declaró ayer Calderón-Berti, que, a su vez, se manifestó partidario del abandono del sistema de sobrecargas arbitrarias establecidas en abril. «El mercado abierto sólo favorece la especulación y no es bueno ni para la unidad de la OPEP ni para el mundo desarrollado y aún menos para los países en desarrollo», añadió.

La posición de Venezuela, sin embargo, tan sólo parece apoya da de forma pública por Arabia Saudita, cuyo viceministro del Petróleo manifestó ayer a su llegada a Ginebra que su país no sólo defenderá la vuelta a un sistema único de precios, sino que además no permitirá aumentos del precio oficial por encima de los dieciocho dólares. Esta tesis es también compartida, en parte, por los países del golfo (Kuwait, Qatar, Emiratos Arabes Unidos y Abu Dhabi), pero éstos no parecen muy dispuestos a partirse la cara por defenderla ante los pingües beneficios que la situación les está dejando. En el extremo más radical está la posición iraní, cuyo representante en Ginebra, Hassan Hazili, manifestó al salir de Teherán que su Gobierno es partidario de incrementos que supongan un precio superior a los veinte dólares por barril.

Limitar la producción

Aparte de defender este mínimo precio de «más de veinte dólares», Irán ha traído a Ginebra la idea de limitar aún más la producción de petróleo de los países de la OPEP, al menos de la que éstos, destinan para la venta por contrato a largo plazo. Para los iraníes, el mercado on the spot es la única forma de limitar la demanda de petróleo de los países consumidores y esta es, en ese sentido, la mejor manera de forzarles a controlar su consumo.

La limitación del consumo es, por decirlo de alguna manera, el único tema en que los trece miembros de la OPEP están de acuerdo en estos momentos. Para la OPEP, el petróleo es su única fuente de riqueza y, ante sus reservas limitadas, conviene parcelarla en cantidades y en años para que dure más. Es por eso que sus declaraciones más claras hablan de la necesidad de que los consumidores limiten su consumo energético.

El consumo diario de petróleo del mundo se calcula en unos sesenta millones de barriles. Si una recesión mundial no se produce de forma inmediata, esta cantidad registraría un aumento anual natural del 2,5%, para lo cual las naciones productoras deberían. incrementar en diez millones diarios de barriles su produción.

Pero en estos momentos ningún país de la OPEP es partidario de incrementar su producción. Tras la crisis iraní, que redujo en casi tres millones de barriles diarios la oferta de petróleo de la OPEP, tan sólo Arabia Saudita se ha mostrado complaciente hacia las necesidades de consumo de los países industrializados. El país árabe, principal suministrador de crudos a Occidente, produce 8,5 millones de barriles diarios y, pese a declaraciones contradictorias de los últimos días, parece que ha acudido a Ginebra con la promesa de incrementarla en un millón de barriles más, según informaba ayer la revista Middle East Economic Survey.

Para expertos petrolíferos, este aumento de producción saudita, unido a los nuevos recursos de países no OPEP (Gran Bretaña, Noruega, Canadá, México), es el mínimo necesario para mantener cubiertas las necesidades diarias del mundo desarrollado. En caso contrario, el «mercado negro» (como le califican algunos al mercado on the spot) sería incontrolable.

De aquí que algunos expertos concedan poca importancia a las decisiones que hoy y mañana adopten los trece miembros de la OPEP en cuanto al precio se refiere y concentren más su atención en las medidas que tomen sobre los aspectos más polémicos de las primas, sobrecargas y aumentos de producción. En estos tres factores está, en cierto modo, la clave de la reunión de Ginebra, y a juzgar por las declaraciones contradictorias de las delegaciones, todavía no existe una idea clara de lo que va a suceder.

El problema de los países en desarrollo

Paralelamente a esta cuestión, otro problema a dilucidar por la OPEP son las quejas levantadas por los países en desarrollo respecto a su incapacidad para afrontar los disparados precios del crudo. Si éstos hieren a los grandes, los pequeños están que trinan, y ya han comenzado (con la reunión de la UNCTAD, en Manila) un fuerte, aunque silencioso, ataque a la OPEP.

En este sentido, Irán avanzó la idea de establecer un sistema de doble precio, uno para el crudo vendido a los países desarrollados y otro para los países en vías de desarrollo. La idea fue rechazada ayer, en conferencia de prensa, por el ministro venezolano, que propuso a su vez la posibilidad de utilizar el fondo especial de la OPEP (creado en Argel en 1975) para asistir a aquellos países que tengan problemas en sus balanzas de pagos como consecuencia de la cuenta energética.

Calderón-Berti señaló que este fondo se debía incrementar a ochocientos millones de dólares, además de convertirse en un sistema institucional de crédito para el subdesarrollo.

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