Iberia nos toma el pelo
El pasado 31 de mayo, Iberia nos jugó una mala pasada a los 149 pasajeros del vuelo 704, Madrid-Oviedo, de las 20.20.Tras ir anunciando un retraso detrás de otro, a las 22.20 (dos horas después de la de salida) se nos ordena embarcar. Una vez acomodados, hacia las 22.40, se anuncia un nuevo retraso debido a que falta un pasajero. Cinco minutos más tarde se anuncia la intención de Iberia de descargar todos los equipajes, para dejar en Madrid el del pasajero que faltaba. Un minuto más tarde se nos da la orden de desembarcar (por cierto, con no muy buenos modales) al objeto de reconocer los equipajes, haciendo hincapié en que no dejásemos nada en el avión.
Comenzamos a descender seguros de que se trataba de una suspensión de vuelo, pero que no dirían nada hasta no vernos en la pista.... y así fue. Nada más bajar le pedimos información a un oficial de vuelo y nos dijo que el aeropuerto de Asturias se encontraba bajo mínimos (cosa que sabíamos era falsa). Nos dijo también que si queríamos arriesgamos a tener un accidente, que él no estaba dispuesto.
Luego, un funcionario de la compañía nos aseguró que, al cerrarse el aeropuerto de Asturias, a las 24.00 horas, no podía salir ningún vuelo que no pudiese llegar para esa hora.
Esta falta de respeto al usuario, por parte de Iberia, motivó la negativa de los pasajeros a subir a los autobuses, hasta que la compañía diese una explicación seria y responsable de lo que estaba ocurriendo.
Hacia las doce y media, todo el personal, de Iberia, incluido el comandante, abandonaron el avión, quedando a bordo, únicamente, los cincuenta pasajeros.
A la una de la madrugada, una vez que Iberia nos dio un escrito asegurando que el vuelo saldría a las ocho de la mañana, todos los encerrados tomaron el autobús hacia la terminal.
Las conclusiones que podrían sacarse, tras el motín, podrían ser las siguientes:
1. Iberia deberá acostumbrarse a llamar al pan, pan y a la huelga, huelga. No resulta serio llamar a la huelga de celo de los pilotos «causas técnicas».
2. Si hay retrasos por falta de aviones, o por la causa que sea, el público tiene derecho a saberlo.
3. Si los vuelos salen, sistemáticamente, con una o dos horas de retraso, «debido a causas técnicas», deben modificarse los horarios de salida durante el tiempo que duren las «anomalías» y no tener a miles de personas tiradas en los aeropuertos.
4. El personal de Iberia deberá acostumbrarse a dialogar, sin enfadarse, y no considerar amotinados a unos viajeros que se hartan de que les tomen el pelo.
5. Iberia debe saber que las personas que viajan en un avión no tienen por qué ser familiares dos a dos. Por tanto, no se les puede obligar a compartir habitaciones dobles con desconocidos.
6. Resulta increíble que se dejen en Madrid 149 pasajeros, entre los cuales había bastantes niños y ancianos, porque el aeropuerto de Asturias cierre sus instalaciones a las 24.00 horas. Si fuese esta la causa de suspensión del vuelo, alguien debería dejar su silla libre.
7. ¿Quién le pide cuentas a Iberia de las 300.000 ó 400.000 pesetas que le habrá costado la broma de hacernos pasar la noche en Madrid?
8. ¿Quién paga a los viajeros las horas de sueño y de trabajo perdidas?
Si Iberia tuviese una imagen de seriedad para con el usuario, no hubiese ocurrido nada. Pero entre los pasajeros había personas que habían vivido experiencias de suspensiones anteriores y, aunque Iberia había prometido la salida a las ocho de la mañana, la salida había sido a las once, la una o las dos de la tarde.
(Asturias)
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