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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Superman contra el gato de Chesire

Como la Coca-Cola, Marlboro y la leche en polvo, el «genuino sabor americano» se cuela en nuestras vidas en forma de superhombre. Es Superman.El prototipo de ciudadano perfecto del norte de Estados Unidos, héroe de los antiguos comics, aterriza ahora directamente desde Krypton a la pantalla del cine.

La superproducción en la que los americanos se han gastado tantos millones, presenta una sociedad absolutamente perfecta, excepto en las grandes catástrofes que el hombre de acero consigue siempre arreglar con sus poderes. Es la lucha eterna de los buenos y los malos, del ciudadano ejemplar falto de lógica que colabora con la justicia atacando la delincuencia por sistema y que incluso puede dar marcha atrás al tiempo, cuando todos los recursos están ya agotados.

El hombre de acero no ve más problemas que los que puede resolver con su fuerza, no se plantea enigmas ni interrogantes, no sabe a donde se dirige, porque no va a ningún sitio.

Como siempre, son los niños las víctima de este engendro hombre-pájaro con vista de rayos X, y ante ellos las estructuras sociales americanas vuelven a ganar la batalla.

Los niños terminarán por ignorar la lógica, si las soluciones le son tan fáciles a un hombre que puede volar. Así nunca se preguntarán nada sobre su vida ni sentirán la inquietud, como la sintió Alicia, de querer ir hacia algún lugar, sin saber cuál es. El gato de Chesire está perdiendo su sonrisa; para él no era tan fácil encontrar el camino.

Preferimos que Superman siga con el músculo abierto y la boca cerrada. La perfección de la fuerza no debe quedar por encima de la inquietud intelectual de los personajes de Carroll, aunque este tenía la ventaja de no ser americano.

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