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Más de cuarenta barrios celebran los "sanisidros"

«Lo que queremos conseguir es que cada persona del barrio viva las fiestas de San Isidro como si estuviera en su pueblo o en su antiguo barrio.» El barrio en cuestión es el de Pinar del Rey y forma parte de los otros cuarenta o cincuenta que estos días desarrollan, con menor o mayor fortuna, una serie de festejos que pretenden devolver a Madrid, y a veces crear de cero, una identidad como ciudad, a través de unas fiestas en las que participen todos, en el espectáculo y en la organización.

Pinar del Rey es una de las zonas madrileñas que representan más fielmente el deseo de reconvertir Madrid en una ciudad más humana. Creado hace apenas treinta años, la mayoría de sus casas son de doce años atrás. La asociación de vecinos lleva los tres últimos promoviendo unas fiestas isidriles en las que participa todo el que quiera: peñas de bares, pequeños comerciantes, clubs deportivos, asociaciones juveniles y culturales. Estos, días ha habido pasacalles con bandas de música, bailes populares, sardinadas e incluso un puesto donde se ofrece agua, azucarillos y aguardiente. Hoy habrá comida campestre en el pinar de López de Hoyos, un concurso de mantones de Manila y un recital de un grupo de rock.En estos años anteriores las calles han sido engalanadas con ambiente de verbena por los mismos vecinos y comerciantes, y los bailes, mitad orquesta, mitad tocadiscos, han contado con la participación de viejos y jóvenes. Han constatado que estos últimos no son reacios aprender el chotis y que les gusta comprobar cómo sus padres «también saben divertirse».

No en todos los sitios las cosas han ido tan bien. En Malasaña, barrio pionero en la revitalización de la fiesta, las de este año están resultando deslucidas. En palabras de uno de los más conocidos miembros del movimiento ciudadano, «ha habido una excesiva complejidad a la hora de la organización, reuniones entre partidos, entre las distintas asociaciones, citas aplazadas con el concejal, etcétera. Es imprescindible evitar la burocratización y facilitar la participación de todo el vecindario. Estoy convencido de que las tradiciones, aunque maltrechas, aún se mantienen, y que el permitir y potenciar que las peñas, bares, comerciantes, etcétera, organicen sus fiestas de San Isidro ayudará a hacer de Madrid una ciudad más habitable».

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