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Unas 20.000 personas reunió Fuerza Nueva en el "Día de la patria española"

Unas 20.000 personas acudieron ayer tarde en Madrid a la manifestación convocada por Fuerza Nueva bajo el lema del Día de la Patria española. Un importante aparato paramilitar, integrado en su mayoría por jóvenes, y, sobre todo, adolescentes, abría la manifestación, con banderas, banda de cornetas y tambores, antorchas y pancartas. Detrás, en dieciocho bloques separados por distancias variables, entre los cincuenta y los doscientos metros, se congregaron el resto de los manifestantes. Abundaron en la manifestación los gritos insultantes e injuriosos para el Rey, el presidente del Gobierno y los líderes de la izquierda, Enrique Tierno, Santiago Carrillo y Ramón Tamames.

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La polémica de las cifras

La manifestación partió de la calle Núñez de Balboa, donde está situada la sede de Fuerza Nueva, y se organizó a través de la calle de Alcalá, hasta llegar a la plaza de Roma.Mientras la cabeza de la manifestación avanzaba, un grupo de jóvenes, a bordo de una veintena de motocicletas, pasearon por la calle de Alcalá -el tráfico ya estaba cortado- haciendo flamear banderas nacionales y de Falange, saludando brazo en alto y coreando diversos eslóganes, entre ellos el de «Franco, Franco, Franco».

En la plaza de Roma y en los doscientos metros inmediatos de la calle de Alcalá se había instalado un potente sistema de megafonía, por el que se escuchó constantemente música militar. En los alrededores de la zona citada, varios tenderetes ofrecían a los transeúntes banderas y gorras con los colores de la bandera nacional.

Abrían la manifestación cuatro coches de la Policía Municipal, y seguían diez vehículos Land-Rover de los manifestantes, para continuar con un grupo de unos doscientos jóvenes que llevaban antorchas y escudos de todas las provincias españolas. Después de tres pancartas con la inscripción España una, España grande, España libre, unos cien jóvenes alineados en cuatro filas marcaban el paso, uniformados con camisas de Falange, y animados por un jefe con megáfono que repetía Más fuerte, que se oiga. Inmediatamente detrás, una gran bandera, que ocupaba prácticamente todo el ancho de la calzada, con la inscripción trirrepetida de Día de la Patria española. A continuación, la presidencia de la manifestación, encabezada por Blas Piñar y otros dirigentes de FN.

Los manifestantes corearon constantemente gritos como estos: «España unida, jamás será vencida»; «España, una y no cincuentaiuna», «No se ve, no está aquí, el alcalde de Madrid»; «Eo, eo, eo, Tamames al museo»; «Eo, eo, eo, Dolores al museo»; «Suárez, pelota, esto está que explota»; «Si señor, si señor, Blas Piñar es el mejor». También un gran número de pancartas con inscripciones como «Ni democracia, ni ternura, con los rojos mano dura», o el nombre de Carrillo, en el que la o final estaba representada por una calavera.

La composición de la marcha, con el margen de error que necesariamente ofrecen estos cálculos, fue la siguiente: un primer bloque junto a la presidencia, de unas 7.000 personas. Seguían diecisiete más a los que calculamos el siguiente número de integrantes, por el mismo orden en que desfilaron: setecientas personas, 1.500, 1.000, 1.000, 600, 400, 1.000, 150, 180, 1.000, 1.200, 300, 500, 200, 700, 200 y 150.

El bloque húmero doce correspondía a FE de las JONS, y estaba encabezado por Raimundo Fernández Cuesta, Manuel Valdés Larrañaga y Diego Márquez Horrillo. Este grupo se distinguió por la especial hostilidad de sus gritos y canciones contra el presidente Suárez y contra el Rey. Una de las canciones coreaba repetidamente: «Que se quede en África, que se quede en África, que se quede en África».

Cada uno de los grupos que integraban la manifestación portaba distintas pancartas que los identificaban como representantes, unos de distintos barrios de Madrid, y otros de provincias españolas.

La manifestación concluyó sobre las diez y veinte de la noche, hora en que Blas Piñar se dirigió desde una tribuna instalada en la plaza de Roma a los manifestantes. En su discurso, el diputado por FN por Madrid hacía alusiones a la unidad de la Patria, a los riesgos del separatismo, al orden público y a las Fuerzas Armadas.

La manifestación se disolvió cerca ya de las once de la noche, y el grueso de los manifestantes regresó por la calle de Alcalá interrumpiendo el tráfico y aplaudiendo a las Fuerzas de la Policía Nacional, que habían montado un amplísimo dispositivo de seguridad.

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