Mitin político de los GRAPO en el juicio por el secuestro de Villaescusa
Acusados del secuestro del teniente general Villaescusa, hecho ocurrido en Madrid el 24 de enero de 1977, y de un delito de depósito de armas y explosivos, comparecieron ayer a juicio ante la Audiencia Nacional los principales líderes de los GRAPO, Abelardo Collazo, Enrique Cerdán Calixto, Olegario Sánchez Corrales y Fernando Hierro Chomón, a quienes acompañaban también en el banquillo los procesados Fernando Silva, Juan José Díaz Fernández, Manuel Casimiro Gil Araújo, Encarnación Martínez de Santiago y Luis Torrijos.
En medio de una fuerte vigilancia policial, y con la sala de audiencla abarrotada de público, se inició la vista, que se prolongó en sesiones de mañana y tarde y que continuará hoy con la declaración de los señores Oriol y Villaescusa, Antes de iniciarse el juicio, el presidente del Tribunal anunció que el comisario Conesa y los policías González Pacheco y Gómez Margarida, citados como testigos, no podrían acudir a declarar, el primero por alegar enfermedad y los otros dos por hallarse fuera de Madrid. La defensa no insistió demasiado en la comparecencia de estos testigos clave, jefes de la operación policial que liberó a los señores Oriol y Villaescusa, cuya declaración era esperada con curiosidad a fin de conocer los detalles de la liberación. El juicio se inició sin que tales testigos comparecieran a declarar.En la sesión de la mañana se procedió al interrogatorio por parte del fiscal y de la defensa de los procesados Abelardo Collazo, Enrique Cerdán Calixto, Olegario Sánchez Corrales y Fernando Hierro Chomón. Abogados defensores y procesados convirtieron el interrogatorio en una plataforma. de propaganda política de los GRAPO, favorecida por la total libertad con que se desarrolló el juicio. Los procesados se extendieron ampliamente sobre los orígenes de los GRAPO, su trayectoria y sus objetivos políticos y su concepción de la lucha armada, todo ello con frecuentes referencias despectivas y hasta insultantes a los dirigentes de la transición democrática y de los partidos de izquierda, fundamentalmente del. PSOE y del PCE, a los que acusaron de haber entregado la clase obrera a la burguesía a cambio de algunos puestos. En el curso de las declaraciones; negaron que la CIA o la KGB se encontraran detrás de los GRAPO, y afirmaron que «las armas las cogemos allí donde están: de la policía y del Ejército».
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El objetivo de los secuestros fue "desenmascarar la falsedad de la reforma política
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El ministerio fiscal pide por el secuestro del teniente general Villaescusa (el secuestro del señor Oriol, por el que también fueron acusados en su día los procesados, entró dentro de la amnistía) once años para Fernando Hierro; ocho, para Abelardo Collazo Enrique Cerdán, Olegario Sánchez Corrales y Luis Torrijos, y seis, para el resto de los procesados. Por el delito de depósito de armas y explosivos, el fiscal solicita siete años para cada uno de los procesados.
A preguntas del fiscal y de sus abogados defensores, los procesados confesaron su participación en los secuestros de los señores Oriol y Villaescusa y se extendieron ampliamente en detalles de los mismos.
Abelardo Collazo declaró que el comando central de los GRAPO en Madrid tomó la decisión de secuestrar a Oriol y Villaescusa cuando el régimen comenzó a hablar de reforma política. «El objetivo de los apresamientos -añadió- fue desenmascarar la falsedad de la reforma política, obtener la libertad de los preso políticos y hacer frente a la represión que se cernía sobre el pueblo.» «Pero, ¿creyeron ustedes alguna vez que el Gobierno iba a ceder?», preguntó uno de los defensores. «Las negociaciones con el Gobierno fueron públicas. La prensa publicó nuestras condiciones, y Martín Villa, ministro del Interior, anunció públicamente que habría amnistía», contestó Abelardo Collazo.
Por su parte, Enrique Cerdán Calixto declaró: «Una parte del Gobierno estaba a favor del canje, pero Gutiérrez Mellado se opuso. De hecho, llegó a prepararse la operación de canje y estuvo dispuesto un avión. Precisamente para que el Ejército cediese sobre el canje se llevó a cabo el secuestro de Villaescusa.»
-¿Cómo se llevó a cabo el secuestro de Oriol?
-Con cierta facilidad -respondió Cerdán Calixto- Demostramos que el Estado es vulnerable, a pesar de las grandes fuerzas de policía con que cuenta y del Ejército. Esta acción fue realizada por un reducido grupo de personas, que estaban decididas a llevarla a cabo.
-Y el secuestro de Villaescusa, ¿cómo se realizó?
-Le esperamos en la puerta de su casa -respondió Olegario Sánchez Corral- Situamos dos de nuestros coches, uno delante y otro detrás, junto al coche oficial que le esperaba. No le maltratamos, pero fue necesario retorcerle un brazo.
Control policial con Villaescusa
-Los dos secuestrados fueron trasladados varias veces de un piso a otro. ¿Cómo se realizaron esos traslados? «Tuvimos en nuestro poder a Oriol y a Villaescusa durante dos meses, a pesar de la búsqueda de los servicios de la policía y del Ejército -respondió Cerdán Calixto- Pudimos hacerlo porque estábamos en pisos normales, en medio del pueblo. Nos cogieron por los coches, que estábamos obligados a sustraer para realizar los traslados de los apresados (a Oriol varias veces y a Villaescusa una sola vez). Cuando trasladábamos a Villaescusa tuvimos que pasar un control policial. Villaescusa tuvo que colaborar, bajo amenazas, por supuesto, pero colaboró.»
-Los GRAPO, como organización armada, ¿surgen de la nada? Enrique Cerdán Calixto: «No, tienen un amplio historial antifascista y revolucionario. Surgen cuando aquellos que lo integran se dan cuenta de que no hay otra salida que la acción armada. La vía parlamentaria está muerta y está cerrada a los intereses del pueblo.»
-Se dice que los GRAPO desestabilizan el régimen democrático. Enrique Cerdán Calixto: «Nosotros estamos por la libertad y la democracia. Pero de verdad. Por eso estamos a favor de la lucha armada, porque es el único medio para conseguirlo.
¿Tienen relación los GRAPO con la CIA o la KGB? Enrique Cerdán Calixto: «La prensa dice que estarnos manejados por la CIA o por la KGB o por otros servicios de inteligencia. No han aportado pruebas porque éstas no existen. Lo que está detrás de nosotros es nuestro historial de lucha. Lar armas las cogemos allí donde están: de la policía y del Ejército.»
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