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Destituidas la dirección y la redacción de "Solidaridad Obrera"

El pleno de la regional de Cataluña de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) logró hacer dimitir al comité regional -en el que predominaban los miembros de los «grupos de afinidad»- sin acordar la designación de otro comité que le sustituyera. El mismo pleno destituyó al director y a todo el comité de redacción del portavoz de la CNT, la histórica Solidaridad Obrera, fundada en 1907 y entre cuyos directores figuraron, entre otros, Angel Pestaña y José Peirats. Tampoco fue elegido un nuevo equipo de dirección y redacción.

El pleno constituyó una clara victoria de la tendencia «pura» o «dura», la cual consiguió que se acordara que todos los sindicatos excluyeran de todos sus cargos a quienes pertenecieran a los «grupos de afinidad », de carácter sindical -en concreto, anarcosindicalista-, que mantienen posturas estrictamente obreristas y más moderadas que las de los «puros». En cambio, estos últimos cuentan con su mayor fuerza en el denominado «pasotismo» y en los sectores marginales.Como ya es habitual en la actual crisis de la CNT, el pleno estuvo acompañado de numerosos tumultos y de posturas próximas a la violencia física, según informaron fuentes directas. Hubo una solicitud de exclusión del secretario de organización del sindicato del transporte, acusado de ser informador de EL PAÍS, al tiempo que se daban todo tipo de interpretaciones al, resultado de las votaciones. Finalmente, prevaleció la interpretación favorable a los «puros».

Con este pleno el proceso de ruptura de la CNT adopta un nuevo carácter, aún más acentuado. Ahora, los «grupos de afinidad anarcosindicalista» intentarán atraerse a su causa el mayor número de sindicatos de la CNT -entre ellos todos los del sector de servicios de Cataluña- para crear otra organización sindical que, posiblemente, use las mismas siglas o bien unas de muy similares. En cambio, el sector ahora dominante en la CNT incrementará, sin duda, su ya enorme radicalismo y su inserción en los sectores no obreros, es decir, los llamados «vivenciales», «marginales» o, simplemente, «pasotas».

El rechazo de los «grupos de afinidad» vino acompañado de una matización formal en favor de la FAI (Federación Anarquista Ibérica), en el sentido que la condena de las tendencias internas de la CNT no iba, en absoluto, contra la FAI, considerado un grupo «específico», cuyas posturas coinciden con las de los «puros» a la hora de condenar a los «afinitarios» o «moderados».

El pasado 1 de mayo se constituyó ya en Badalona y San Adrián del Besós un grupo que, con toda probabilidad, se unirá a los sectores moderados de la CNT, que a partir de ahora se irán desprendiendo de esta central. Se trata del «movimiento sindicalista libertario autónomo». Hace tres meses se creó en Málaga otro grupo, salido de la CNT, que también está en la misma línea, la Asociación de Trabajadores.

El comité regional destituido estaba formado por diez personas, seis de las cuales pertenecían a los «grupos de afinidad» y otra coincidía con esta tendencia. Las tres restantes pertenecían a la »pura». Ahora, los derrotados no intentarán volver a ocupar estos cargos, que serán elegidos en un pleno, a celebrar a finales de mes, en el que también se designará la nueva dirección de Solidaridad Obrera. No hay ninguna duda de que a partir de entonces la dirección regional de la CNT estará en la misma línea que la actual federación local de Barcelona, donde hay un predominio absoluto de «puros». De aquí al próximo pleno se da como segura la dimisión de otro miembro del comité nacional de la CNT, en el que ya hubo, en las pasadas semanas, dos ceses fulminantes.

Respecto al cese del equipo de Solidaridad Obrera, encabezado por su director, el periodista Ramón Barnils, es de indicar que la principal acusación se centraba en el contenido del número del pasado 20 de abril. En él aparecía un escrito de José M. Berro, responsable de información del comité nacional de la CNT hasta que fue expulsado por pertenecer a los «grupos de afinidad». También aparecían en el mismo número dos páginas con grandes espacios en blanco -como había sucedido en el pasado en Barcelona, cuando los tipógrafos de la CNT practicaron la «censura roja»- y un breve texto informando que la dirección de la revista había intentado presentar las dos posturas generadoras de la «crisis de la CNT», pero que no podía llevarlo a cabo debido a que los «puros» no se habían presentado al debate organizado por la Soli. Es de precisar que, pese a su carácter militante, la Soli ofrecía un gran interés en las informaciones, que llegaban a hacerla incluso rentable, con una tirada de unos 25.000 ejemplares.

El gran problema que presupone la victoria de los «puros» viene determinado por el radicalismo activo, que puede llegar a generar la conversión de la actual CNT en un grupo minoritario y fuertemente implantado en sectores «vitalistas» o «marginales» (los «pasotas»), conocedores de violencias ajenas que pueden convertir en armas propias.

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