El Rayo, al final, postergó la seria amenaza del descenso
La seria amenaza del descenso pasó por Vallecas. Hasta los últimos minutos del encuentro el Rayo estuvo prácticamente condenado a la Segunda División. Rojo había adelantado al Rácing en el marcador, por lo que los madrileños, en esos momentos, figuraron con ocho negativos. Dos goles del Rayo, logrados ya a la desesperada, le concedieron un respiro para mantener intactas sus aspiraciones de conservar la categoría.El Rayo pudo quejarse de mala suerte en el transcurso del encuentro: cuatro balones salvados por la defensa rival en la misma raya de gol y clarísimas ocasiones fallidas de marcar son motivo suficiente como para apelar a la fortuna. Sinembargo, tuvo a su favor la temprana lesión de Rojo -aquejado de un golpe en el hombro-, con lo que el armazón del juego racinguista quedó destruido, y la expulsión de Javi, a falta de ocho minutos para la conclusión del encuentro, precisamente cuando su equipo necesítaba de todos los peones válidos para amontonarlos ante Damas.
El partido entre dos conjuntos que libran la batalla de la permanencia fue malo. El Rayo jugó rotundamente mal y sin ganas de hacerlo en conjunto. Robles, en el centro del campo, y los extremos -incluido Pozo cuando sustituyó a Marian- prodigaron las acciones individuales y, con ellas, la pérdida del balón. Rocamora, en sus penetraciones por la banda, fue también un elemento nulo, al no saber qué hacer con la pelota en los pies cuando había de verdad que jugarla en los metros finales. Con este bagaje, al Rayo le quedó el no desanimarse por el resultado adverso y la fe en la segunda parte de poder dar la vuelta al marcador. No hubo más virtudes en el equipo, al que salvó Francisco, jugador de acertadas condiciones rematadoras, ya demostradas a lo largo de su carrera.
El Rácing, por su parte, ni siquiera intentó jugar al fútbol. Sólo lo hizo en los minutos iniciales de tanteo, para después refugiarse en una táctica conservadora, y acentuada en la segunda parte, con un descarado amontonamiento de jugadores en su propia área, y del que no se salvaron siquiera los hombres que teóricamente deben situarse adelantados para intentar marcar goles. La marcha de Rojo del campo dejó al equipo montañés sin más ideas que la de querer defender la ventaja que había dejado antes de ser sustituido. El Rácing no quiso aventurarse a abrir sujuego por temor a que se le acabara la buena suerte de la primera parte, en la que Díaz salvó bajo los palos en dos ocasiones sendos remates de Rial y un disparo parabólico de Puig Solsona casi rozó el larguero, tras una falta de entendimiento entre Damas y la defensa.
La segunda parte fue una lucha continua del Rayo contra la estrategia ultraconservadora del Rácing, que sólo una vez se acercó a Pascual con peligro no materializado por errores de Giménez y Víctor. Con tal planteamiento, el Rayo, porque quiso y porque le dejó el rival, se volcó en pos del gol, sin conceder tregua al desánimo, pese a que hubo motivos para ello con dos nuevos despejes de la defensa montañesa de balones que iban a traspasar la raya de gol y dos remates fallidos de Rial en unas ocasiones en las que lo difícil era no marcar. Vino el primer gol de tanto llevar el balón al área, la expulsión de Javi después y, casi inmediatamente, el segundo gol rayista. Con ello quedó zanjado este enfrentamiento entre dos equipos candidatos al descenso a favor del Rayo Vallecano. Dos puntos separan ahora a ambos equipos,
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.