Puede haber una sorpresa en los comicios británicos
En las críticas elecciones generales británicas de 1945, Churchill fue batido, contra todo pronóstico, por el laborista Atlee. En 1970, virtualmente todos los sondeos de opinión anticiparon una victoria laborista, que nunca se produjo. Quizá por eso -y a diferencia de algunos miembros de su estado mayor- la líder conservadora no parecía ayer alarmada por la encuesta aparecida en el Daily Express, que reduce al 3% su ventaja sobre James Callaghan.Parece que una tendencia similar es apuntada en el sondeo Gallup, que hoy, domingo, aparecerá en el Daily Telegraph, y cuyos resultados se mantenían secretos a la hora de redactar esta nota. A pesar de que los británicos siguen declarando, cada vez por más diferencia, preferir personalmente al primer ministro actual que a la aspirante conservadora, Margaret Roberts, que ese es su nombre de soltera, es una firme convencida de que el viernes se habrá convertido, a los 53 años, en la primera mujer jefe de Gobierno en Europa.
La líder tory se define a sí misma como alguien que ha llegado arriba por su propio esfuerzo, y cree mucho más en la tenacidad que en los programas políticos. Su llegada a la jefatura del partido, en 1975, fue la consecuencia del giro a la derecha sufrido por el conservadurismo, tras sus dos derrotas electorales de 1974. Edward Heath debía ser decapitado, y Margaret Thatcher, arriesgada y políticamente ambiciosa, encarnó las aspiraciones de la facción dominante.
Graduada en Química en Oxford, y militante conservadora desde el final de la segunda guerra mundial, aspiró sin éxito, en 1950 y 1951, como Margaret Roberts, a un escaño parlamentario. Lo conseguiría en 1959, ya como esposa del hombre de negocios Denis Thatcher, por el distrito londinense de Finchley.
A través de diferentes puestos en la maquinaria tory, Margaret Thatcher llegó, en 1967, al Gabinete fantasma -la alternativa teórica al Gobierno en el poder-. Tres años después, Edward Heath vio en ella a la mujer tradicionalmente presente en los Gabinetes británicos y la hizo ministra de Educación.
Quienes la conocen bien la describen como autoritaria y poco amiga de organizaciones que no puede controlar.
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