"La historia de la Iglesia es una respuesta a los pesimistas"
«La historia de la Iglesia es una respuesta definitiva para los pesimistas de hoy», dice el cardenal Tarancón en su última Carta cristiana, con la que cierra las dedicadas a desvanecer la sensación de pesimismos de ciertos cristianos y a aportar razones de optimismo entre ellos. «No es la primera vez -dice el cardenal- que la Iglesia se ha encontrado en circunstancias parecidas y aún más graves, que las que actualmente zarandean al pueblo de Dios y producen un desfase de la institución eclesial con el entorno cultural y sociológico en que se mostraban, no pocas veces, alérgicas al mensaje de salvación.»«El pesimismo de los cristianos -dice- sólo se explica o por falta de fe o por un apego excesivo a formas de vida, a estructuras o a un género de vida a los que se habían habituado y en las que ponían su confianza y encontraban subjetivamente la seguridad, cuando dichas estructuras y formas de vida, por ser contingentes, pueden servir para un tiempo determinado, pero que se han podido quedar desfasadas por la evolución de los sistemas filosóficos y de las formas de vida de la humanidad.»
Después de señalar que las culturas cada vez nuevas que se han sucedido en los últimos 2.000 años han supuesto cada vez un ajuste muchas veces doloroso para la Iglesia, pero que los distintos sistemas políticos y económicos no han apagado, aun si lo intentaron, la fuerza de la Palabra, muy al contrario, la han fortalecido y purificado, dice: «La vida de nuestra sociedad, cultural y políticamente, se ha transformado intensamente, y es muy distinta, algunas veces contraria, a la de hace algunos años. Se ha unido, con retraso, la marcha de Europa y aun del mundo, que ha evolucionado en los últimos años con una velocidad de vértigo. Esta fue la principal razón por la que Juan XXIII, como profeta de Dios, convocó el Concilio. Como afirmó Pablo VI, la Iglesia quiso alcanzar al mundo en su carrera.» Se refiere después a la particular convulsión sufrida en la sociedad española, porque, junto a los cambios socioculturales, se han dado cambios en el orden sociopolítico «que no acabamos de digerir». «Pero esta evolución no debe asustarnos, sino prevenirnos y estimularnos».
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