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Las fuerzas libias siguen avanzando en Chad

Las tropas libias del coronel Muamar El Gadafi continuaban avanzando ayer en el Norte y el Este en tierras de Chad. Desde el último, fin de semana, tras su aventura ugandeña, el líder islámico intenta realizar la «loca esperanza de ver un día Chad remolcado por Libia», según afirman los dirigentes de N'Djamena. Los especialistas franceses son de esta misma opinión. Paralelamente, en el sur del país, los líderes separatistas amenazan a los nuevos dirigentes chadianos.

Al mismo tiempo, los «cascos negros» de Nigeria, garantes de la protección de las personas y de los bienes, tras la conferencia de Kano, se dedicarían al pillaje. Nigeria, Libia, todas las tendencias representadas en el nuevo Gobierno de N'Djamena, e incluso los sudistas, según dejan entender fuentes bien informadas de París, están solicitando la mediación del Gobierno francés para resolver esta cuadratura del círculo en la que se ha convertido Chad, país cuarteado por religiones y etnias y entrada principal a las riquezas de la región.Tras la conferencia de Kano, hace algo más de un mes, se había creado un Consejo de Estado provisional que agrupaba a todas las tendencias más determinantes del país. Al antiguo jefe de Estado Felix Mallum, abandonado por Francia (Chad ha sido Su coto cerrado), le había reemplazado un Gobierno de «salvación nacional» con la participación de Hissene Habre, antiguo «rebelde» contra Mallum después primer ministro de este último, Gukoni Uedei, líder del Frente de Liberación Nacional de Chad (Frolinat), el Ejército que había apoyado a Mallum y el llamado Tercer Ejército sudista.

Los estados ribereños avalaron la «reconciliación nacional», pero una segunda conferencia de Kano reveló inmediatamente la fragilidad de los acuerdos concluidos. Anteayer fue asesinado por sus subordinados el jefe del Tercer Ejército, precisamente porque en esta última conferencia adoptó una postura contraria a la que se le había encomendado oficialmente y que estaría inspirada por Libia.

Acechado por los intereses o los apetitos de los países limítrofes (Níger, Nigeria, Libia, Sudán, Imperio Centroafricano) y observado «diplomáticamente» por Francia, Chad continúa siendo un galimatías político-religloso-económico-étnico que el coronel Gadafi parece dispuesto a «liberar» en nombre de sus dos principios sagrados: el progresismo árabe y el Islam purificador. Hoy, su amigo revolucionario de anteayer, el líder del Frolinat, es el blanco de sus tropas.

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