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Tensión y enormes dificultades en el rescate de los 49 ahogados en el río Orbigo

ENVIADO ESPECIAL. Escenas dramáticas y manifestaciones de indignación general marcaron el desarrollo de la jornada de ayer en Benavente, sin que se haya localizado por ahora ni siquiera el lugar exacto donde está sumergido el autocar que cayó el martes al río Orbigo, a la entrada de Santa Cristina de la Polvorosa. Con el balance de 49 desaparecidos, de ellos 45 niños, en el curso de la jornada de ayer sólo pudieron ser rescatados los cuerpos de dos niños, arrastrados por el agua tres kilómetros más abajo del punto del accidente. La reina doña Sofía visitó el escenario del drama, procedente de su lugar de vacaciones en Baqueira, desde donde viajó en helicóptero. El ministro de Educación, Otero Novas, y el de Universidades, González Seara; el capitán general de Valladolid y el jefe de su Estado Mayor también estuvieron en Benavente.

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Las víctimas

Especialmente emocionante fue la llegada de la Reina al hospital comarcal de Benavente. Numerosos familiares de las víctimas abordaron a doña Sofía en términos de extrema dureza para decirle que exigían medidas eficaces de salvamento. Algunos padres llegaron incluso a pedir la interrupción de la labor de los fotógrafos.El hall del centro sanitario se convirtió por unos momentos en dramática audiencia real, en la que unos padres desesperados hablaron a doña Sofia en lenguaje llano y claro: «aquí no se está haciendo nada para recuperar a nuestros niños -le dijeron-. Sobran guardias civiles que echen a la gente de los alrededores del puente y falta quien trabaje en el río para hacer algo que nos devuelva los cuerpos de los seres que perdimos.»

En efecto, y segun se pudo observar, especialmente a lo largo de toda la mañana, el ritmo de salvamento fue notablemente lento. La llegada de medios de auxilio se hizo esperar largas horas y, al contrario de lo que dijeron informaciones oficiales a través de la radio y la televisión, los primeros buceadores no se hicieron visibles hasta las nueve de la mañana de ayer.

Según declararon los gobernadores de Zamora y de Pontevedra en presencia del ministro de Educación, los medios de salvamento en acción comprenden a veinte submarinistas de la Marina y de la Cruz Roja, varias grúas de gran potencia y un elevado contingente de fuerzas de la Guardia Civil y del Ejército.

Ambiente de tensión

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El ambiente era de tensión creciente y los familiares llegaron incluso a pensar en interrumpir el tráfico para obligar a las autoridades a que aceleraran la marcha de los trabajos de salvamento. El hecho cierto es que más de veinticuatro horas después del accidente seguía sin saberse en qué lugar concreto del cauce del río Orbigo estaba el autobús. Sólo dos de los niños ahogados, José Ángel Dieztel Lorenzo y Ángel Campos Domínguez, fueron recuperados ayer por la tarde tres kilómetros más abajo del lugar donde cayó el autocar. El hallazgo se debió a piragüistas voluntarios.

El caudal del río continuaba siendo unas seis veces mayor del normal y la turbulencia y turbiedad de las aguas dificultan la localización del vehículo, hasta el punto de que sólo podrá reconocerse su emplazamiento mediante el contacto físico. Se habla de que, una vez encontrado, va a ser envuelto en una red llegada desole Vigo, para evitar que los cadáveres se pierdan al elevar el coche con una grúa. Se extiende, por otra parte, la opinión de que pueden ser muchos los desaparecidos fuera del autocar, ya que, según testigos presenciales de la tragedia, más de veinticinco jóvenes fueron vistos perecer sobre las aguas.

Especialmente indignados se mostraron también los vecinos de Santa Cristina, entre los que figuran las únicas personas que ayudaron positivamente a salvar vidas humanas. Varios jóvenes de esta localidad se arrojaron al agua inmediatamente, y se da el caso de Enrique Domínguez, por ejemplo, que sacó a cuatro náufragos de las aguas con ayuda del joven Manuel Sobrado, entre otros. Un padre de siete hijos, José Fernández Castro, mostró también especial valor a la hora de prestar auxilio.

La impresión general, entre los familiares de las víctimas y del público, es que no se ha trabajado hasta el momento con medios adecuados ni siquiera con la organización debida. «Aquí sobran coches oficiales y uniformes, y falta lo que más necesitamos, hombres que se echen al río para sacar a nuestros hijos», dijo un padre de dos niños muertos sollozando. Cuando los familiares se dirigieron a la Reina, tanto en el hospital de Benavente como a las orillas del río, le dijeron con claridad que «aquí se está jugando a salvamento y no se está trabajando».

Un coronel de infantería tuvo que escuchar también la indignada protesta de varios padres que acusaron al Ejército de permanecer impasibles ante el drama que afecta a decenas de familias viguesas.

Un matrimonio recién llegado de Vigo recorrió todos los puntos oficiales en busca de la confirmación de que su hija estaba viva. Habían escuchado por la radio que se había salvado y, al hacerse evidente la tragedia de su muerte, protagonizaron escenas de intenso dolor.

Las causas, aún desconocidas

Sobre las causas posibles del accidente no se sabe nada fidedigno. Se especula con el hipotético exceso de velocidad del autocar, y con un patinazo inesperado al entrar en la curva del puerte. EL PAÍS confirmó incluso la versión de que el conductor pudo resultar afectado por polvos pica-pica, que fueron arrojados por algunos de los niños excursionistas en el interior del autocar.

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