Los nuevos conflictos laborales pueden arruinar las esperanzas electorales de los laboristas británicos

El rebrote de la conflictividad laboral en Gran Bretaña puede acabar definitivamente con las esperanzas electorales del Partido Laborista a escala reivindicativa de los funcionarios. Una amenaza de huelga pende a partir de hoy sobre varias factorías de British Leyland. Gobierno y líderes sindicales están poniendo toda la carne en el asador para contener una marejada que se traducirá inevitablemente en más votos para la oposición conservadora.

Este recalentamiento coincide con instrucciones precisas de Margaret Thatcher a todos los candidatos conservadores para que hagan del poder y la responsabilidad de los sindicatos uno de los números fuertes de su apelación a los electores. Dos sondeos de opinión publicados ayer otorgan al partido de la oposición una ventaja de entre un 6% y un 10,5% en las intenciones de voto de los británicos. Economía y sindicatos

se perfilan lan como los dos grande temas de una campaña que lo laboristas iniciarán formalment el lunes y los conservadores e miércoles, pero que no adquirir fuerza hasta pasado el paréntesi de Pascua.

Los ocho sindicatos que agrupan al más de medio millón de empleados directos del Estado anuncian el caos para los próximos días, si el Gobierno no mejora su oferta final de un 9% de aumento salarial inmediato y el resto, hasta llegar a un 25 %, en dos fases que se completarán dentro de un año.

Por su parte, 8.000 trabajadores especializados de la compañía automovilística British Leyland se proponen iniciar hoy, al margen de los sindicatos, una huelga indefinida. El ministro de Industria ha pedido personalmente á los trabajadores que desistan de una acción que, según el presidente de la compañía, puede hundir definitivamente a la Leyland.