Portugal se encamina hacia unas elecciones anticipadas

El primer ministro de Portugal, Carlos Mota Pinto, espera el regreso del extranjero del presidente, general Ramalho Eanes, para adoptar una de las dos opciones que quedan en sus manos: dimitir o someterse a un voto de confianza.

Tras su derrota parlamentaria en la noche del jueves, la primera de estas salidas parece la más lógica, ya que la segunda no supondría, posiblemente, más que un aplazamiento de la crisis, con lo que queda abierto el camino de las elecciones anticipadas.El fracaso de Mota Pinto coloca a Portugal ante la tercera crisis de Gobierno desde las elecciones generales de 1976. En la derrota gubernamental fue decisiva la actuación del presidente del Partido Social Demócrata (PSD), Francisco Sa Carneiro, al jugar la carta de la caída del Gobierno y las elecciones anticipadas, aunque esta decisión provocó la rebeldía en la votación parlamentaria de la mayoría de los diputados de su partido.

La interrogante principal de esta situación es si existe o no un pacto entre socialistas y socialdemócratas, las dos primeras formaciones políticas del país, para constituirse juntos en alternativa de Gobierno tras las elecciones.

Pero otra incógnita, de no menor importancia, es la actitud que adoptará el presidente Eanes, que podría anticiparse a ese presunto pacto, provocando su dimisión y unas elecciones presidenciales anticipadas. En este punto entrarían en juego los «presidencialistas», que tratarían de crear un nuevo partido, con Eanes a la cabeza, y convertir las elecciones en un plebiscito.

Lisboa ha conocido, una vez más, un largo día de «suspense», centrado alrededor de la decisión de voto de los socialdemócratas, de quienes dependía la supervivencia del Gobierno. Finalmente, el punto de vista del presidente del PSD, Sa Carneiro, prevaleció una vez más sobre la opinión de la mayoría del grupo parlamentario de este partido: la crisis de Gobierno hace ahora prácticamente inevitable la celebración de elecciones anticipadas.

Pero la victoria de Sa Carneiro tiene un precio elevado para los socialdemócratas: la mayoría de los diputados (36 sobre 68) de este partido ha manifestado públicamente su desacuerdo con esta decisión, mediante su ausencia en el momento de la votación.

Durante todo el jueves, previo al voto final, los rumores más contradictorios habían circulado, y el secretario general del Partido Socialista (PS) -Mario Soares- tuvo que desmentir personalmente la existencia de un «pacto» establecido entre él y Sa Carneiro, para la constitución de un Gobierno alternativo socialista-socialdemócrata. Mario Soares reafirmó que la política de alianza de los socialistas -adoptada por el reciente congreso nacional- era contraria a cualquier acuerdo interpartidario, antes de las próximas elecciones. El interrogante que se plantea es si los dos mayores partidos portugueses estarían de acuerdo para la celebración de unas elecciones anticipadas, que permitirían, posteriormente, la formación de una coalición entre ellos.

Las condiciones impuestas por Sa Carneiro en su ultimátum al Gobierno, antes del voto final, coinciden curiosamente con las enunciadas por el PS: para aprobar el proyecto de presupuesto, el PSD exigía el respeto de la ley sobre las finanzas locales, la supresión del techo de 18% para aumentos salariales y la renuncia al impuesto especial correspondiente al decimotercer mes de salarlo. Estas dos últimas condiciones habían sido también formuladas por la central sindical. UGT, que tiene el apoyo conjunto de socialistas y socialdemócratas.

El otro rumor que circula hoy en Lisboa es que los «presidencialistas» se preparan para jugar la carta de la formación de un nuevo partido, encabezado por el general presidente y unas elecciones-plebiscito.