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El día del Señor / y2

Desde un punto de vista religioso o teológico, la retransmisión de la santa misa plantea una curiosa controversia: la misa, por radio o por televisión, no tienen la misión de facilitar el cumplimiento del precepto dominical para los creyentes impedidos de asistir a la iglesia, porque éstos están dispensados de esa obligación. Por el contrario, el creyente radio-telespectador que recibe la bendición urbi et orbe goza por concesión de los papas de las mismas indulgencias que el peregrino que la recibe desde San Pedro. Por tanto, la retransmisión de la misa dominical parece más bien obedecer a la conveniencia de que los creyentes impedidos sintonicen con la práctica religiosa de la comunidad. Y para eso, nada peor que la monótona repetición dé una misa desde los estudios de Prado del Rey. Es decir, una misa de estudio, de laboratorio, y no una misa retransmitida en vivo desde una comunidad y desde las distintas comunidades de base, en la que tenga cabida, por ejemplo, la homilía del padre Llanos y su comunidad del Pozo y de tantos otros católicos españoles de acción y compromiso, y la de un convento de clausura.Visto desde el lado técnico, la programación religiosa adolece de pobreza de medios, desgana y rutina. Así, la entrevista con monseñor Campmany, mal filmada y con planos inéditos desde que existen las cámaras réflex, era sencillamente antitelevisiva. Igualmente, la introducción al acto litúrgico con la exclusiva utilización de fotos fijas no favorece en nada las intenciones didácticas o pastorales, sino demuestran que lo importante es la prédica de siempre.

El día del Señor también tiene presupuesto. La retransmisión de la misa es probablemente el programa menos costoso de los que se producen en TVE, con 40.000 pesetas cada uno, sin tener en cuenta los gastos de medios técnicos y personal fijo. Tres mil pesetas más caro cada programa que el año pasado. Según el último presupuesto para 46 santas misas, con fecha de inicio el 2 de abril de 1978 hasta el 11 de febrero de 1979, el importe total ascendió a 1.740.000 pesetas, después de haber descartado la junta de programas otro presupuesto dos veces más caro, con sueldos más elevados y alquileres, por ejemplo, del crucifijo. Los capítulos del presupuesto quedan así: 690.000 pesetas para el coro (a razón de 15.000 pesetas por programa), 230.000 para el celebrante (5.000 pesetas por misa) y 230.000 pesetas en concepto de «guión meditación» (5.000 pesetas por unidad), 138.000 para el lector-locutor (3.000 por programa) y otras tantas para el organista, 92.000 para los dos acólitos (mil pesetas cada uno por retransmisión), igual cantidad para gastos de producción y 30.000 pesetas para una persona fija, sin especificar, en concepto de horas extras.

No todas las retransmisiones de la santa misa tienen idénticos costos de producción. Así, un Día del Señor puede llegar a costar tanto como cuarenta retransmisiones, por ejemplo la de San José del pasado año (1.217.000 pesetas) o las retransmitidas en ocasión de la última Semana Santa desde Guadalupe (1.328.480 pesetas). En cualquier caso, la programación religiosa ha entrado en crisis en estos últimos tres años y es víctima también de la mala calidad de la programación de TVE.

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