Los jesuitas, deseosos de reanudar sus actividades en China
«Los jesuitas se sentirán felices de trabajar en China como lo hicieron durante cuatro siglos», dijo ayer en Roma el padre Pedro Arrupe, superior general de la Compañía de Jesús, durante una rueda de prensa a los informadores religiosos internacionales presentes en la capital.Se ha tratado de una respuesta del padre Arrupe a una iniciativa reciente de las autoridades chinas que, a través de la embajada de París, han dado a conocer a los jesuitas que China estaría dispuesta a entregar a la Compañía de Jesús la antigua universidad Aurore, de Shanghai. Según Arrupe, China ha demostrado en enero pasado el deseo de que se abra la antigua universidad jesuita como escuela de medicina y de francés.
El superior de los jesuitas, después de haber demostrado la satisfacción de la Compañía por esta decisión de las autoridades chinas, afirmó que «no hay duda de que China se está abriendo y está poniendo en práctica sus cuatro modernizaciones».
Los jesuitas habían entrado en China hace más de cuatrocientos años con Francisco Javier. En 1949, en el momento de la expulsión había en China diez misiones con mil jesuitas, de los cuales 150 eran chinos. Por el momento en China existen aún 121 misioneros jesuitas, aunque con pocas noticias de ellos, ya que a veces su muerte se conoce sólo años más tarde. Por ahora todos los jesuitas encarcelados han cumplido la condena y realizan el trabajo al que habían sido constreñidos al principio. En toda China existe una sola iglesia abierta para las funciones del domingo, y sólo para el personal de las embajadas, al sur de Pekín.
Ningún jesuita ha vuelto aún a sus actividades religiosas, y la Compañía de Jesús no mantiene contactos directos con Pekín desde 1949. Durante la citada conferencia de prensa, Arrupe afirmó también que los hijos de San Ignacio no se moverán de sus puestos en las zonas más «peligrosas», como Rodesia, El Salvador y Vietnam, a pesar de las amenazas de muerte, y esto para demostrar «su total solidaridad con los más pobres y marginados», y añadió: «Si nos marchásemos por motivo de las amenazas, sería el fin».
No se moverán de Rodesia porque, «si se va el misionero, se va también el maestro y el médico y sería un daño a los más pobres». Y por lo que se refiere a Vietnam, dijo Arrupe que "los pocos jesuitas estudiantes han sido llamados al trabajo o al Ejército o a campos de reeducación; pero lo importante, añadió, es que estos jóvenes siguen manteniendo inquebrantable su fe».
Ante la pregunta de un periodista sobre los rumores de que la Compañía de Jesús iba a dejar la radio vaticana, el padre Arrupe los desmintió como «sin fundamento», y añadió que los jesuitas «están siempre en las manos del Santo Padre». Igualmente calificó de infundadas las voces que habían corrido en la capital acerca de las relaciones «muy tensas» entre la Compañía de Jesús y el actual Pontífice.
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