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Reportaje:

Provincia de Madrid: 160 pueblos olvidados

La provincia de Madrid ha sido, antes que la propia ciudad, la primera víctima del centralismo de los ministerios instalados en la capital. Parece como si Madrid provincia se limitase a Alcorcón, Getafe, Móstoles, Alcalá de Henares y seis o siete pueblos más, importantes por su número de población, y por la respuesta que pueden dar, y de hecho lo hacen, en la reivindicación de soluciones a sus problemas.

Quedan luego cercá de 160 localidades a las que se pueden calificar como desconocidas para los cuatro millones de personas que conforman Madrid capital y su área metropolitana. Pueblos que han seguido una trayectoria social inversa al primer área citado. Si en Madrid y los pueblos importantes el creciiniento es muy rápido, en aquéllos el problema es precisamente la constante sangría demográfica que padecen. Bustarviejo, que en 1960 contaba 1.328 personas, llegará al año 1980 con apenas; setecientas. Horcajo de la Sierra tiene ahora 207 habitantes, en 191,0 eran 403, y en 1980, de continuar esta tendencia, serán veinticinco.Este despoblamiento acelerado es causa y origen de la desatención en que se desarrolla la vida cotidiana de los que quedan, viejos en su mayoría. Los jóvenes emigran de sus pueblos porque no hay trabajo, ni posibilidades de educación, ni asistencia sanitaria para sus hijos. Y los organismos oficiales que deberían satisfacer estos derechos, no parecen dispuestos a invertircientos de millones en atender a una población envejecida, sin representantes que se encarguen de airear sus necesidades, y con un bajo nivel de organización y reivindicación.

Excluyendo el área metropolitana, y los pueblos de la sierra de Guadarrama, que han crecido por el señuelo de la segunda vivienda, pero cuya contrapartida ha sido la ruina de las formas de vida tradicionales, el resto de la provincia es un yermo asistencial y cultural. En el campo de la cultura, la desatención no existe sólo respecto a la formación de las nuevas generaciones, sino incluso respecto a la conservación de un patrimonio artístico, histórico y popular que se degrada constantemente y en muchos casos ha desaparecido por entero.

Complejos urbanos como el de Buitrago, recinto fortificado construido entre los siglos XI al XIV, asentado sobre otro poblado anterior, citado ya por Tito Livio doscientos años antes de Cristo; o los mosaicos romanos aparecidos hace poco en Alcalá de Henares, muchos de ellos ya perdidos, sepultados por los modernos bloques de viviendas; o las excavaciones arqueológicas, tímidas, realizadas en Arganda del Rey, que han sacado a la luz huesos fósiles con una antigüedad de unos 180.000 años, son hechos y cosas desconocidas para la mayoría de los habitantes de la urbe. Podemos citar, asimismo, el gran número de castillos de diferentes siglos, iglesias parroquiales, entre las que destacan las de estilo gótico, construidas casi todas en los siglos XV y XVI, y que son guardianas de cuadros, retablos, esculturas, imaginería, etcétera, de gran valor artístico, que están desapareciendo, por los estragos del tiempo, la acción de los depredadores de objetos de arte, y la inexistencia de un servicio suficiente de restauración.

Al margen de los edificios y objetos monumentales, de arte superior, podemos citar la destrucción del urbanismo popular. Casas de esqueleto de madera, balconadas, con paredes de argamasa, sustituidas por los impersonales bloques de ladrillo visto. No sólo Madrid capital necesita de una legislación protectora sobre sus valores artísticos, históricos y ambientales.

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