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Mecanismos de funcionamiento del SME

La aplicación, a partir de hoy, del SME (sistema monetario europeo) abre una fase de esperanza para una posible estabilidad monetaria en ocho de los nueve estados miembros del Mercado Común. La ausencia de Gran Bretaña podría remediarse en el futuro, en función de los resultados prácticos del SME. También otros países europeos (nórdicos, Suiza, España, Grecia y Portugal) podrían sentirse atraídos por el SME, si este nuevo mecanismo monetario logra su principal objetivo: estabilizar las monedas de los países miembros, a fin de favorecer los intercambios comerciales y, sobre todo, defenderse ante las especulaciones provocadas por la inestabilidad del dólar.Desde un punto de vista técnico, el SME, surgido como idea hace un año de Copenhague y creado oficialmente en la cumbre europea de Bruselas del pasado mes de diciembre, pretende un ambicioso programa que debería culminar con la formación, no antes de cinco años, de un Fondo Monetario Europeo. Pero, de momento, la única ambición del SME es disciplinar las variaciones de ocho divisas europeas (marco alemán, franco francés, franco belga-luxemburgués, florín holandés, corona danesa, lira italiana y libra irlandesa) y colocar el 20% de las reservas en el Fecom (Fondo Europeo de Cooperación Monetaria), lo que representará unos 25.000 millones de ECU (unidad de cuenta europea), equivalentes a unos 32.000 millones de dólares. Esta cantidad podrá utilizarse como línea de crédito para aquellas divisas del SME que, por problemas de balanza de pagos u otros, peligren de apartarse de los límites de flotación (2,25% para todos, con excepción para Italia, que se beneficiará de un margen provisional de flotación del 6%). Los créditos a corto y medio plazo (tres meses, renovables dos veces) contarán con una dotación de 14.000 millones de ECU, y los créditos a large plazo (de dos a cinco años), con 11.000 millones de ECU.

Más información
La entrada en vigor del Sistema Monetario Europeo abre la posibilidad de una unidad europea

El ECU, lejos de ser una moneda europea, será la unidad teórica -a definir para cada divisa, en función de los índices de cambios en los mercados monetarios de los países participantes con fecha de hoy- que servirá para transacciones entre bancos centrales. El ECU en realidad equivale a los DEG (derechos especiales de giro) del Fondo Monetario Internacional.

Para controlar las oscilaciones de las divisas que integran el SME se utilizarán cuatro elementos clásicos de política monetaria:

1. Intervención directa de los bancos centrales en los mereados de cambios.

2. Medidas de política monetaria.

3. Cambios de paridad.

4. Medidas de política económica. Cada vez que uriadivisa del SME varíe su paridad del índice pivote en un nivel superior al 1,8%, se establecerán consultas obligatorias entre las autoridades monetarias de los paises que integran el SME.

El SME puede funcionar sin problemas entre las divisas comunitarias que hasta ayer forniaban la serpiente monetaria europea. Más difícil será lograr que divisas como el franco francés, la lira italiana y la libra irlandesa (hasta ahora ausentes de la serpiente o con entradas y sailidas esporádicas) puedan seguir esta disciplina, sugerida a iniciativa del canciller de la República Federal de Alemania, Helmut Schmidt y, no en vano, calificada de «zona marco».

Italia e Irlanda recibirán, como contrapartida a su participación en el SME, créditos a interés reducido por parte del Banco Europeo de Inversiones con destino al desarrollo regional, en cuyas disparidades en el interior del Mercado Común radican gran parte de los males económico-monetarios de la CEE.

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