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Reportaje:

"El Grupo Especial de Operaciones no es capaz, por sí solo, de acabar con el terrorismo"

El Grupo Especial de Operaciones de la Policía Nacional (GEO) se presentó ayer al público en Guadalajara, en cuyo cuartel se han entrenado durante el último año los 58 hombres que de momento lo componen. Proceden todos de la Policía Nacional y se inscribieron como voluntarios en el GEO. Los 58 han sido seleccionados rigurosamente entre cuatrocientos aspirantes. Otros cuatrocientos aspirantes han optado para un nuevo curso de GEO, que comenzará el próximo 1 de marzo. Cincuenta y cinco lograron pasar las pruebas psicológicas y de aptitud física.

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Los policías superespecializados en la lucha antiterrorista que componen el Grupo Especial de Operaciones (GEO) «no son capaces por sí mismos de acabar con el terrorismo en España. No somos superhombres. Pongan esto muy claro». dijo el capitán responsable del Grupo al final de la visita de periodistas al lugar de residencia y entrenamiento de esta unidad, el cuartel de la Policía Nacional en Guadalajara.El GEO ya ha tenido dos actuaciones visibles. Una de ellas se produjo cuando corrieron rumores de que los responsables de la llamada Operación Galaxia querían tomar el palacio de la Moncloa, residencia del presidente del Gobierno. En otra ocasión, el Grupo se trasladó a Basauri, en el País Vasco, por si su presencia era necesaria allí con motivo del reciente referéndum constitucional. Finalmente, en otras dos ocasiones el GEO estuvo preparado para actuar contra. los presuntos secuestradores de dos aviones, uno en Málaga y otro en Barajas. El último era un aparato soviético. Las dos alarmas resultaron ser falsas.

Hoy, los componentes del GEO dicen, por boca de su capitán, Ernesto García Quijada, un militar de 38 años, que «ojalá no tengamos que intervenir nunca». En todo caso, no sería él quien lo tendría que decidir. Por ejemplo, en el caso del secuestro del director de la empresa Michelín en Vitoria, donde, evidentemente, hay un rehén en poder de unos secuestradores concretos, los GEO podrían intervenir si se conociera el lugar en que se halla el mencionado rehén. En ese supuesto, serían las autoridades políticas las que tendrían la última palabra para que el mencionado Grupo Especial se pusiera en marcha.

El capitán Quijada se encuentra orgulloso de los 58 hombres que han salido de este primer curso y sonríe satisfecho cuando en uno de los ejercicios de tiro efectuados ayer para la prensa saltaron por los aires los globos amarillos y azules colocados como blancos de cuatro especialistas en tiro situados a unos 180 metros. Un solo globo -azul- quedó sin la bala que le iba destinada. «Los nervios», comenta comprensivo uno de los miembros del GEO que asisten a la sesión.

Más tarde, en un ejercicio de descenso desde una azotea utilizando una cuerda, uno de los GEO se quedó atascado. Los nervios, de nuevo, jugaron una mala pasada. El asalto a una presunta casa donde había unos presuntos secuestradores fue volada luego con toda precisión. Todos los disparos efectuados por los GEO sobre los muñecos que hacían de secuestradores dieron en las cabezas. La explosión que destruyó la casa fue ensordecedora. Mientras los periodistas huían instintivamente, los policías de este grupo especial no movieron ni un músculo de su cara. «La sangre fría -dice el capitán Quijada- es un elemento esencial en la actuación del GEO.»

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Llevan un año de especialización

Los miembros del GEO están «para servir a España», dice, de nuevo sin mover un músculo de la cara, uno de los policías que se entrenan en Guadalajara y que a principios de febrero terminó su año de especialización, durante el cual sus facultades físicas y psicológicas han sido puestas a prueba. Algunos no pudieron resistir hasta el final. Uno en concreto fue expulsado del curso porque presumió ante sus paisanos de ser un privilegiado, un policía nacional dedicado a una tarea de élite contra el terrorismo. El capitán Quijada no cree que nadie vuelva a hacer uso en adelante de tal presunción.El que afirma que «los GEO están para servir a España» es un joven de veintiocho años, casado, con descendencia, que ya se ha traído a su familia a Guadalajara. Tanto él como el resto de sus compañeros rehúsan dar sus nombres o ser fotografiados, a no ser que se hallen con la cara tiznada de negro. El capitán Quijada no quiere que se publique su cara, acepta decir que es de Burgos, pero se niega a decir en qué destino militar concibió la idea de crear el GEO.

Durante el período que ha durado el curso, los que han participado en él han vivido en régimen de internado. «Ha sido duro, porque el 98% de los que lo hicieron son hombres casados», dice el capitán Quijada, quien cuenta que los casados son preferibles para estas tareas especiales, porque su estatuto en la sociedad les obliga, dice él, a ser más responsables.

Un comando dispuesto permanentemente

Cuando el Grupo Especial de Operaciones esté en pleno funcionamiento estará formado por ocho comandos, cada uno de los cuales estará compuesto por cinco hombres. Ahora hay permanentemente dispuesto un comando que puede salir en cualquier instante a efectuar operaciones. Cada uno de los cinco hombres es especialista en un determinado aspecto de la lucha antiterrorista, aunque todos estarán listos para asumir la misión que se plantee. En la maleta en que llevarían sus herramientas -las metralletas de precisión y los fusiles son ultramodernos-, los GEO llevarán material especial, cuyas características no quiso especificar el capitán Quijada. Tampoco dice el capitán Quijada a cuánto asciende el gasto global de la puesta en marcha y del mantenimiento de este grupo especial.Dispuestos con los cascos y los chalecos antibalas, vestidos de policía -un uniforme marrón oscuro, muy sobrio- o de paisano cuando lo aconsejen las circunstancias, el GEO tiene que estar pendiente de una condición muy especial para esperar que su operación termine en éxito: «No podríamos hacer nada si no hubiera una conjunción exacta de todos los instrumentos y si no contáramos con toda la información de lo que se produzca sobre el terreno de nuestra actuación. Aún así -repite el capitán Quijada-, que la gente no piense que somos máquinas o superhombres, que por nosotros mismos podamos acabar con el terrorismo en este país.»

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