"He analizado la Constitución de 1978 con un gran esfuerzo de objetividad"
Oscar Alzaga, ex diputado de Unión de Centro Democrático y candidato del mismo partido para las próximas elecciones generales, acaba de publicar un libro sobre la Constitución española de 1978. Se trata de un estudio de mil páginas, en el que este catedrático de Derecho político, que fue miembro de la Comisión Constitucional del Congreso, analiza minuciosamente la principal norma de convivencia de los españoles. Sobre diversos aspectos de esta importante obra, EL PAÍS mantuvo con él la siguiente entrevista:EL PAÍS. Dice usted, en el prólogo de su estudio, que escribe desde la posición de un parlamentario comprometido con un determinado partido político. ¿Cómo se puede conjugar la objetividad de un análisis con esta militancia?
Óscar Alzaga. El libro está escrito con un gran esfuerzo de objetividad y de afrontar los temas desde un enfoque científico y con los instrumentos técnicos a que estaba obligado en mi condición de catedrático de Derecho político. Sería insincero e incluso ingenuo pretender que en esta temática el autor pueda prescindir de su escala de valores, en la que incluso existen valores larvados o que se desenvuelven a nivel de subconsciente. Yo tendría que decir que conozco a muchos especialistas en ciencia política, tanto españoles como extranjeros, y no podía dar el nombre de uno solo que pudiera haber escrito desde una hipotética neutralidad. La ventaja que tiene el lector, en mi caso, es que yo confieso en todo momento mi escala de valores y he procurado distinguir en lo posible, a lo largo de mis extensos comentarios al articulado de la Constitución, lo que estimo que son conclusiones inequívocas, cualquiera que sea la óptica ideológica desde la que se lleva a cabo la lectura de nuestra ley de leyes y lo que son posiciones adoptables entre los imperativos constitucionales, que resultan discutibles desde ángulos partidistas diferentes.
P. Este es lo que los ingleses llamarían un libro instantáneo, que apareció incluso antes de que se promulgara la Constitución.
P. ¿Cómo fue la elaboración de este largo texto?
R. Tengo en mi poder una larga colección de cartas de personas que se sorprenden ante este hecho y ante la circunstancia de que este libro esté muy lejos de ser tina novela. La interpretación de la Constitución está aquí muy elaborada. Esto ha sido posible no sólo por haber trabajado en su redacción durante el verano de 1978 hasta quince horas diarias, sino porque tuve la precaución de empezar a reunir material desde el mismo momento en que la primera ponencia empezó sus trabajos y fui tomando notas a lo largo del proceso constituyente.
Creo que el libro tiene, sin duda, la servidumbre de no haber gozado de la perspectiva que da el tiempo para analizar el grado de urgencia que en la práctica alcanzan las normas constitucionales. Por el contrario, el que el libro se haya escrito al calor del proceso constitucional y por un autor que ha vivido de cerca la coción de nuestra norma fundamental tiene la ventaja de que se ha realizado desde el conocimiento en detalle del sentido que se aspiró a dar por los padres de la Constitución a las mas o menos aparentes lagunas y antinomias jurídicas.
P. Al libro se le ha atribuido el carácter de documento histórico de primera magnitud. ¿Comparte usted esta opinión, expresada por el profesor Sánchez-Agesta?
R. No creo que sea un documento histórico de primera magnitud, como generosamente se ha dicho. Sí creo que es una aportación distinta y complementaria de lo que, signifiquen en el futuro comentarios más sesudos que otros especialistas elaborarán con más tiempo.
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