Conservador discurso de Juan Pablo II a la conferencia de Puebla

Juan Pablo II trazó el domingo las líneas maestras doctrinales de su pontificado ante la Conferencia Episcopal de Puebla en un discurso donde todos los observadores coinciden en señalar el predominio de elementos conservadores, eclesialmente tradicionales, frente a concepciones avanzadas o progresistas sobre el magisterio y la doctrina. El discurso del Papa, inaugural de la Conferencia de Obispos Latinoamericanos de Puebla, parece modificar sustancialmente el denominado espíritu de Medellín, ciudad colombiana donde hace diez años una sesión anterior de la Conferencia Episcopal Latinoamericana orientó la doctrina desde una perspectiva globalmente considerada como avanzada y progresista.El papa Wojtyla, que mañana finalizará su estancia en México y emprenderá en sucesivas etapas su regreso a Roma, subrayó a lo largo de su discurso el carácter no temporal de la Iglesia, su misión trascendente, y rechazó contundentemente aquellas concepciones que la presentan como emanación del pueblo. Rechazó asimismo las concepciones que estiman a Jesús «como el subversivo de Nazaret..., comprometido en una lucha política contra la dominación romana, incluso inmerso en la lucha de clases». A propósito de la propiedad privada, señaló que significa una «hipoteca social» y, además de referirse a la «... interpretación arbitraria del Evangelio, resultado de especulaciones teóricas más bien que de auténtica meditación de la palabra de Dios y de un verdadero compromiso evangélico...», el Papa se refirió a «las amenazas que pesan sobre la familia... Pensad en las campañas a favor del divorcio; el aborto, que destruye la sociedad, y al uso de anticonceptivos ...»

Según el Papa, la única antropología verdadera es la de la Iglesia, que «se basa en el concepto del hombre como imagen de Dios» También insistió en la esperanza y la resignación de los pobres. «Familas oprimidas por la pobreza: no os desaniméis y, sin tener el lujo por ideal, esperad tiempos mejores», dijo el Papa.

El Pontífice polaco hizo hincapié en la misión pastoral de la Iglesia; aludió a la lucha por los derecho humanos y por la promoción del hombre, que los obispos han de seguir, y señaló la importancia de la unidad entre toda la grey: «obispos, religiosos y fíeles».

En líneas generales, Juan Pablo II ha marcado un regreso a la pureza de la doctrina católica» y al magisterio eclesiástico «como fuente de la verdad a enseñar a los hombres».

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