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Personalismos y posible sorpresa

«Hemos pedido reiteradamente la unión electoral del centro y la derecha. Tenemos la respuesta: dos candidaturas, cada una por un lado, tres, si contamos la extrema derecha. No podemos decir que nos sorprenda, sino que nos entristece. Quizá en el forrdo de nuestro escepticismo brillaba una chispa de esperanza en que a Últíma hora se sofocasen los personalismos y se hiciera el milagro.La candidatura de la llamada Unión de Derechas -con inclusión de la extrema derecha- merece nuestro respeto, pero no podemos ver en ella una alternativa viable de futuro.( ... )

Otro es el caso dé la candidatura de Coalicíón Democrática, pero lo que no acertamos a descubrir son sus diferencias profundas, sus abismos insalvables con el partido gubernamental. En cuanto a éste, pocas novedades podrá ofrecernos, como no sea esclarecer cuál de sus dos tendencias (las que podríamos llamar, sin ánimo de precisión y para entendernos, tendencia demócrata-cristiana Y tendencia social-demócrata) prevalecerá en las listas de candidatos.

A nuestrojuicio, el Étnico criterio debería ser la fidelidad a la base del partido: a lo que esta base es y a lo que quiere. Si en las listas de candidatos prevaleciese una tendencia en palmaria contradicción con la naturaleza y las aspiraciones de la base electoral, lo consideraríamos un grave error. Si esa tendencia fuera la socialdemócrata, no creemos que,fuese a dar a UCD más votos por su izquierda de los que perdería por su derecha, y no tanto -y esto es lo grave- para ir a engrosar a otros partidos como para perderse en su mayor parte a consecuencia del sistema electoral.

El partido gubernamental se enfrenta -sería vano ocultarlo- no sólo con la natural erosión de dos años de gobierno, sino con el desgaste diario producido porel terrorismo. Por esta razón todo va a estar en el aire hasta el último, minuto. Una operación policial afortunada antes de las elecciones lo cambiaría todo de arriba abajo. Pero mientras eso no se produzca, cada nuevo atentado, cada nueva víctima (ayer, la última: un pobre guardia municipal; hoy, ¿quién?) repercute contra la imagen de UCD. No decimos que deba ser así ni que sea justo; nos limitamos a señalar un hecho ante el que no cabe cerrar los ojos. Por esto hemos escrito que la mejor campaña electoral del Gobierno será sencillamente gobernar.

Pero esos votos que pierda (no porque no resuelva el problema del terrorismo de la noche a la mañana -esto, nadie sensato lo puede esperar-, sino porque no dé la sensación de que está en camino de resolverlo ni de que ése sea efectivamente el problema número uno para él) se van a perder en gran parte sin provecho de nadie, como hemos anunciado, a consecuencia del sistema electoral. En tal caso, la cuestión que se dilucidará el 1 de marzo será si la también previsible pérdida de votos del PSOE resultará mayor o menor que la de UCD. Si fuera lo segundo, los electores del centro y la derecha, divididos, podrían encontrarse con la sorpresa de un Gobierno socialista al día siguiente.»

13 enero

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